Anoither Wednesday, día idóneo para seguir con estos Ciclos de Mil cabezas… ¿Existe mejor lectura veraniega? Sí, claro, pero no me queda más remedio que «vender» mi producto 🙂
XVII.
La temperatura ambiente había bajado unos grados debido a la copiosa lluvia caída unas horas antes. Fernando, que siempre tenía las manos frías, trataba de calentárselas apretándolas con fuerza contra la humeante taza de café recién hecho que Pedro le acababa de servir. Pedro, como tenía por costumbre, se había bebido el suyo en un santiamén: dos, tres tragos a lo sumo, y la taza vacía sobre la mesa. En ese momento lo apuró más que nunca, ya que no podía perder el hilo de la historia. Tenía multitud de datos que contar rondando por su cabeza, saltando, como una abeja lo hace de flor en flor, de neurona en neurona, y no era precisamente el momento idóneo para tomarse un café con leche de forma pausada, con un cierto relax que permita ir saboreando todo el aroma del café. Pedro ya había resumido interiormente todo lo que le…
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