VIRÁG KONYA EN EL MERCADO CENTRAL

Suena el despertador, puntual como cada día de semana. Son tan sólo las cinco y diez de la mañana, quizá sea demasiado margen de maniobra, porque Virág Konya vive en el número 12 de la Calle Szarka y a ella tan sólo le lleva cinco o seis minutos llegar a su puesto de trabajo en IMG_2084el Mercado Central de Budapest, y ese apurar el tiempo de sueño al máximo sería ley para otras personas pero no para ella, ya que a Virág le encanta ducharse con tiempo y desayunar con calma sus rutinarias cinco galletas con café solo mientras escucha las noticias en Danubius Radio con despreocupada atención. Casi siempre mueve su cabeza en gesto de desaprobación, y jamás se permite una leve sonrisa. Hace casi dos semanas que Virág cumplió 57 años, y no ve cerca aún ese ansiado día de la jubilación. Hoy es jueves, 2 de abril del año 2015. Su turno va desde las 6 am hasta las 3 pm. Es la encargada de los aseos públicos del mercado, sentada delante de una mesa ubicada a la derecha de los mismos, casi siempre dando cambio a la gente, ya que usar a esos baños cuesta doscientos florines que se deben introducir en la ranura de un torno para que éste se active, poder entrar y hacer por fin las necesidades fisiológicas propias de cada cual.

Yo estoy estos días con mi familia en Budapest, y hoy vamos a visitar ese famoso Mercado Central diseñado y construido por Samu Pecz alrededor de 1896. Nuestra idea es caminar tranquilamente desde nuestro apartamento, sito en la Calle Báthory número 6, siguiendo la IMG_1827acera que recorre la estela del Danubio, y tras ver el Parlamento Húngaro, que lo tenemos casi al lado, dirigirnos hasta la Calle Vaci, plagada de tiendas, cafés y edificios históricos, la mayoría modernistas, para llegar al final, sobre la hora del almuerzo, a la Plaza Fovám, en el distrito 9 de Pest y allí disfrutar, como tantos otros turistas, de esa maravilla arquitectónica que es el Mercado Central.

10 am. La gente que ha madrugado es la gente del barrio, ésa que no tiene que ir al servicio y, si le surgiese una urgencia imprevista, podría ir perfectamente a su casa y regresar luego ya aliviada con sus carritos más que listos para la compra del día. Virág está hoy bastante aburrida. Ya se ha leído tres revistas atrasadas y ahora se dispone a enfrascarse en la lectura de Melancolía de la Resistencia, una novela de László Krazsnahorkai que le prestó su hijo Bela la semana pasada. Tiene buenas referencias de ella, pero no está demasiado segura si éste es un buen momento para una buena dosis de humor negro, que ella sabe muy bien que su horno particular no está últimamente para demasiados bollos. Aún así, empieza la lectura tras soltar un sonoro suspiro que hace que una pareja de ingleses la miren con cara extraña. A la mitad de la cuarta página comienza el trajín, los primeros turistas ya no aguantan más y se acercan a pedir cambio, que ella da muy diligente sin apenas contestar una palabra, sin dignarse siquiera a mirarlos a la cara.

IMG_2092Ya vamos por la mitad de la calle Váci, Váci Utca – ‘utca’ sería calle en castellano, ‘ut’ equivaldría a avenida y ‘tér’ es plaza en húngaro. Hasta ese momento, lo que más me ha impresionado esta mañana de paseo y “turisteo” es el Memorial dedicado al Holocausto en la Plaza de la Libertad (Szadadsag Tér); todas esas maletas, esos zapatos, fotos de gente sonriente que denota felicidad, esas piedras con nombres escritos en ellas… Siempre impresiona, da igual todo el tiempo que pueda pasar, el horror permanece.1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 338 1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 324Además, en esa misma plaza se encuentra el único monumento de la época comunista que no ha sido retirado (todos los demás están ahora en un parque a unos 20 minutos del centro neurálgico de Pest, el Memento Park), un obelisco dedicado a los héroes soviéticos y húngaros que liberaron la ciudad de la opresión nazi.

A mitad de la calle Váci, entramos en una tienda típica de souvenirs y recuerdos varios. La dependienta chapurrea algo de castellano y se defiende muy bien en inglés además. Nos acaba vendiendo una camiseta del Ferencvárosi Torna Club, el mejor equipo de fútbol de Budapest, hoy en horas muy, muy bajas; una caja con muchos compartimentos secretos que dejó hipnotizados a mis hijos; un bolso rojo de piel, y para mí, que le tenía muchas ganas, la camiseta de la selección húngara de 1954, la del gran Puskás, 5000 florines más barata que en otras tiendas en las que la había visto el día anterior.

IMG_2096Ya divisamos el Mercado Central allá al fondo. Vamos fijándonos en todos esos edificios modernistas que tanta historia atesoran. Disfrutamos del momento. No hace falta correr.IMG_2090

Virág tiene ahora un descanso. Veinte minutos para otro café solo… y sola, en el Fakanál, restaurante ligado de alguna manera a los servicios en los que ella trabaja, acompañado de un 1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 465gulash calentito, un buen tentempié para aguantar firme el resto de la jornada. (¿Qué por qué los servicios y el restaurante Fakanál están relacionados? Lo explicaré un poco más adelante. Paciencia.) Regresa despacio a su puesto de trabajo, con el ceño fruncido. Hay cola, gente que parece protestar. “¡Que se jodan!”, piensa ella mientras se abre paso y se vuelve a sentar. Cambio, más cambio que va entregando de una caja de latón llena de monedas de 100 y 200 florines. En su mesa hay propaganda electoral del Jobbik, el partido de extrema derecha que cada vez va cobrando más y más auge en Hungría. Piensa votarlos el día 12, al candidato Lagos Rig, que pelea por un escaño que ha quedado vacante en el Parlamento Húngaro. Virág quiere que el tal Lagos Rig disfrute de todo el mármol y oro que decora el interior del parlamento (y lo hará, ya que acabará arrebatándole ese escaño al partido en el poder, el conservador Fidezs, con un 35,3% de los votos. Acojona, ¿eh?). Ella cree en una Hungría mejor, pero de verdad, no en esa palabrería populista y demagógica del ‘Jobbic Magyarorzágért Mozgalom’, Movimiento por una Hungría Mejor, que no se consideran de extrema derecha, sino de derecha radical (sic.) Pero a los turistas eso les da igual. Ni Fidezs, ni Jobbik, sólo están (estamos) de paso, y lo que pase en Hungría les da igual (¿nos da igual?) mientras todo esté bien acondicionado y limpio para que puedan (podamos) disfrutarlo, porque, sí, es una maravilla de ciudad, por si no lo había mencionado antes. Virág se siente agobiada ahora, demasiada gente en la cola que no sabe ni cómo funciona ese dichoso torno, que no habla su idioma. Ella muy poco sabe de inglés, lo justo si acaso para poder salir del paso.

Llegamos, por fin, al Mercado Central. Impresionante.
Montones de señoras mayores con boinas de diferentes colores y carritos de la compra van de puesto en puesto haciendo la compra. 1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 450Luego se sientan a descansar, comer algo y charlar entre ellas muy distendidamente. Hordas de turistas vamos admirando todo lo que va apareciendo delante de nuestros ojos, cada puesto de comida típica, cada tienda, ese techo y esa estructura tan increíbles. Ay, pero me meo, que llevo toda la mañana caminando sin pausa alguna. Miro indicaciones y señales en busca de la definitiva, la que me lleve al urinario… ¡Ajá! Ahí veo la que me indica dónde está el servicio, por aquellas escaleras a la izquierda. “¿Alguien tiene que ir al baño?”, pregunto sabiendo la respuesta de antemano. 1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 473Los cuatro necesitamos ir al baño. Subimos las escaleras y lo vemos. Hay poca cola ahora, sólo dos turistas que, por el acento, parecen estadounidenses. Me acerco y leo las instrucciones que, por suerte, aparte de húngaro también están en inglés. Necesitamos 800 florines en monedas de 100 o 200. Miro en mi cartera. Tan sólo dispongo de una moneda de 200. Tengo que cambiar. Veo a Virág Konya en su puesto, esperando mi inminente llegada. “Good morning! (son más de las 12 pm, pero para nosotros sigue siendo ‘morning’, que no somos de origen anglosajón) Can I have some change, please?”, le pregunto yo muy despacio pero sin dar voces poniéndole un billete de 1000 florines en la mesa. Me dice algo en húngaro que yo no entiendo mientras me da cinco monedas de 200 florines. Parece estar de mala hostia, no sé… “Thanks a lot! Good bye and have a nice day!”, digo yo, y me alejo hacia el torno, que me estoy meando de veras. Reparto las monedas y vamos entrando en turnos. Al salir, vuelve a haber más cola. Virág comienza a entrar en un estado de inminente desesperación al ver que mucha gente no se entera del funcionamiento intrínseco del mecanismo de los tornos que se activan con los florines. Un chico y una chica, jóvenes y británicos ambos, llevan un rato en ardua pelea intentando entrar. Ya han metido la moneda pero no se adentran en el interior de los lavabos. Virág se levanta ahora jurando a voces en húngaro, ya como un toro desbocado los empuja a ambos hacia el interior de los respectivos servicios, a la chica con su mano derecha y al chico con su mano izquierda. “JUST GO, GO, GO… FOOCKIN’ GO!” Ellos, alucinados, entran sin saber ni qué ni cómo contestar a esa señora tan airada. Un señor muy flemático, me parece a mí, la mira asombrado y le dice en inglés, claro, que es una maleducada, a lo que ella sólo responde con el gesto típico que se hace con el dedo anular justo antes de sentarse, cerrar sus ojos por un instante y suspirar muy profundamente.

1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 341Lo que no sabe ella, es que una de sus bisabuelas era judía, originaria de Lugos, perteneciente al Reino de Hungría por aquel entonces, hoy parte de Rumanía; ciudad natal del mítico Béla Ferenc Dezső Blaskó, más conocido como Bela Lugosi (con el cual tengo el honor de compartir fecha de nacimiento, aunque casi un siglo más tarde, lógicamente.) Echo en falta por aquí más homenaje al Drácula más legendario que nos puede haber dado el séptimo arte, la verdad.

Un cierto aire a Bela Lugosi

Un cierto aire a Bela Lugosi

Yo creo que aún así, Virág seguiría votando igualmente al Jobbik el día 12 de abril, al igual que ese 35,3 por ciento de habitantes de Budapest que ven en ese neofascismo una solución definitiva a sus males, porque la historia se olvida demasiado pronto quizás. Antes de irnos a almorzar, observo como Virág se acerca cada poco al torno y va cogiendo los tickets que la gente va dejando allí olvidados. Tengo aún el mío en la mano y, por pura curiosidad, me pongo a leerlo. ¡Acabáramos! Allí dice, en inglés, claro, que ese dinero gastado en entrar al baño del Mercado Central puede ser canjeado por bebidas y/o comidas en el restaurante Fakanál. La miro y, casi sin querer, se me escapa una sonrisa cómplice que Virág rehuye, esta vez sí, ipso facto quizá sintiendo un mínimo atisbo cabrón de culpabilidad conectando varias de sus neuronas.

1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 4771 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 483Tras una comida estupenda, y muy barata, por cierto, salimos del mercado y nos disponemos a cruzar el 1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 492Puente de la Libertad (Szabadság híd) en dirección al Hotel Gellért, a disfrutar de sus baños termales como hacían hace unos pocos años aquellos seres de cuerpos danone en aquel anuncio de yogures ídem. Agua cargada de sulfuro, a 36 y 40 grados Celsius,  que burbujea gloriosa en tu piel y relaja tus sentidos hasta casi conseguir que te llegues a dormir con una sonrisa imbécil de absoluto placer.1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 496 Incluso nos aventuramos a salir al baño termal exterior a pesar de los siete grados de temperatura ambiente y el viento racheado que corta radicalmente todo intento de respiración ad hoc. Una experiencia magnífica. Al regresar al interior, al sprint, por supuesto, me fijo en una clase de aquagym que está teniendo lugar en ese mismo instante en la piscina principal, la de las columnas, la famosa, la del anuncio de esa 1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 539marca de yogures anteriormente mencionado. ¡Anda! Ahí está Virág, moviéndose al ritmo que impone la monitora, una chica de unos 35 años con aspecto de antigua nadadora olímpica, que en este país tiene que haber a espuertas, con muy buenas intenciones aunque no con tan buenos resultados. Eso parece, en principio, pero a ella parece darle igual su falta de agilidad. Ahora está relajada y se la ve feliz y contenta, seguro que ya no piensa en el Jobbik ni en su trabajo tan monótono. Busco una tumbona para ver si echo una siesta relámpago de unos 10 o 15 minutos. ¡Lo consigo! Al despertar, veo a Virág tumbada en la tumbona de al lado, a mi izquierda, con sus gafas puestas y muy  metida en la lectura de Melancolía de la Resistencia (Az ellenállás melankóliája, que se lee en su portada). Sonríe, detiene su lectura y deja el dedo índice de su mano derecha señalando justo la línea en la que va leyendo; ajusta sus gafas y observa tranquilamente a toda esa gente ajena que se baña plácidamente en esa piscina,1 Móvil Jose Marzo abril 2015 Madrid y Budapest 508 la más grande del interior del Gellért. Se da cuenta de repente de que la estoy mirando como atontado. Me devuelve, ahora sí, la mirada, y me hace un gesto de saludo acompañado de una mínima sonrisa antes de volver a zambullirse de lleno en su novela. ¿Se dará cuenta, al terminarla, que no es bueno que la inteligencia quede anulada por la fuerza bruta y la violencia? Pues no sé yo, la verdad.

“Amíg örökre!”, le digo como despedida (los libros de frases hechas a veces vienen al pelo), un “hasta siempre” que significa eso mismo, que no permite ninguna otra posible interpretación semántica, una verdad irrefutable porque sé a ciencia cierta que nunca más en mi vida, aunque regrese a Budapest, volveré a ver a Virág Konya.

… DE LA VIDA… II

Tercera entrega. «Mil cabezas» en una sola que irán tomando forma…

Ciclos de Mil Cabezas

II.

Iba caminando despacio, muy despacio, cuesta arriba y con un par de gramáticas del Inglés que debía devolver ese mismo día en la Biblioteca de la Facultad; la cabeza gacha, siempre mirando al suelo y oteando con la vista el camino para así evitar los posibles obstáculos, como, por ejemplo, cagadas de perro y de demás animales de compañía. La música estallaba en su resacoso cerebro; esa sensación cuasi-masoquista  de tener dolor de cabeza con pinchazos intermitentes a cada lado de las sienes – “… Nothing can stop me now” (nada puede pararme ahora), chillaba Trent Reznor, vocalista de “Nine Inch Nails”-, pero algo le frenó en seco: acababa de recordar lo que le había sucedido en la madrugada del último domingo. Palideció. Comenzó a sudar, un sudor frío que hacía resbalar gotas que rebotaban violentamente contra el suelo, y que se oían en su interior como ecos de…

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EL DÍA DE LA ESPE

Cada vez que escucho hablar por la radio a Mercedes Fernández «Cherines», la candidata del Partido Popular a la Presidencia del Principado de Asturias, suelo confundir su voz con la de Esperanza Aguirre. Hablan ambas con una cadencia y un tono muy parecidos. Ahora bien, aún siendo ambas peperas de pro, justo es reconocer que Cherines es mucho más piadosa en el estricto sentido cristiano de la palabra. Decía el otro día, ante la crítica de la iglesia asturiana a los los disfraces de comunión con los que las familias suelen vestir a sus niños y niñas (porque los jerifaltes de la Iglesia Católica jamás se disfrazan, ¿verdad?), que cada uno es libre de organizar la comunión de sus guajes como quiera, que eso da dinero y es por ende muy bueno para el comercio… Y, además, eso tiene que estar, fijo, fijísimo, en algún evangelio de ésos, lo de favorecer el negocio por encima de las necesidades personales de cada cual, quiero decir.

Homeless couple in Madrid - The Hole between them

Homeless couple in Madrid – The Hole between them

Por su parte, Esperanza Aguirre, al mas puro estilo macarra de El Dia de la Bestia, quiere acabar con toda la gente sin recursos que duerme en la calle porque molestan a los turistas, que éstos tienen derecho a visitar Madrid sin que la chusma indecente moleste su vista, o agreda obscenamente sus frágiles pituitarias. Claro, si los hacemos invisibles es como si ya no existiesen más, ¿verdad? La mierda que está bajo las alfombras ya no es basura nunca más porque la pisamos pero no la podemos ver. ¡Muy inteligente!. No sé todavía cómo lo va a hacer, ¿fumigar masivamente?, ¿comandos nocturnos de exterminio?, ¿enviarlos directamente a vivir al subsuelo entre ratas, mierda y basura? Ay, Esperanza, Esperanza, ¡mecachis!, que eso no es de católica buena, que no vale con sentar a un pobre a la mesa en la cena de Nochebuena. Eso sí, si alguna sin techo queda embarazada, ¡que no aborte, que eso sí que es un puto pecado mortal! Esa cólera de diosa en plena efervescencia electoral, que amagó con que se iba pero al final no se fue… De vergüenza.

(Ah, como dice Jello Biafra en esta bella melodía, mucho más efectiva sería una bomba de neutrones, ¡dónde va usted a parar!)

VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE XXVIII (SAMSUNG CAPITAL CUENCA)

(In the time of chimpanzees I was a monkey… cuz I don’t have to sell my soul, it’s already in me… )

17 de abril de 2015

En un alsa, como muchas otras veces antes atento a conversaciones ajenas poco antes de que Morfeo me atrape y no me abandone hasta la última parada. Un principio de diálogo, dos simples intercambios entre emisor y receptor ya me dan para elaborar una historia casi a punto de alcanzar ese ansiado estado alfa. Ahí va.

  • Tú te callas. Chitón. Aquí el único que vio a los Stone Roses en el Hacienda fui yo…
  • No te jode, porque eres el más viejuno de todos, y además por goleada…

Y así, día tras día. Éste es su grupo de amigos, los de confianza, los de juegos de rol, la PlayStation, la Xbox, fieles a la causa desde la Nintendo 64… Entre los cuatro no habrán follado más de tres veces en los últimos cinco años. 0 icuencaPor eso, cuando Luis les descubrió el iCuenca, esa app para iPhone, Android, o cualquier otro dispositivo, tableta, etcétera, Braulio vio un cielo ancho y muy azul abierto ante sus ojos. Él estaba más que seguro que él no era uno de los que había disfrutado de estas tres relaciones sexuales que los cuatro compartían como tesoro de galeón español. No tenía tiempo que perder.

– Muy sencillo, tíos, te acercas a una pava, hablas algo con ella, lo normal, que si te presentas, que si toma algo, y al poco le dices que en tu móvil tienes el iCuenca. Cae fijo… ¡Fijo no, fijísimo!

Braulio llega a casa, dice buenas noches a sus padres y corre hacia su habitación; mama del wi-fi paterno y se descarga raudo ese iCuenca. Se ríe solo cada vez que lo pone en funcionamiento. Da igual donde sitúe su smartphone, la flecha siempre señala hacia Cuenca. “Este sábado follo fijo”, piensa en un inusitado alarde de emoción impropio de él. Se siente feliz y pone su canción favorita, “Range Life”, de Pavement, (un friki no sería tal si le gustase la música comercial, claro) y la canta con una sonrisa cómplice de sí mismo, “I want a raaaange liiiiiife if I could settle dooooown”

Hasta que “¡hijo, baja esa música, anda, piensa un poco en los vecinos, que tienen que madrugar!” “¡Vaaaale, mami, ya la quito!” La rutina diaria para Braulio, ese ingeniero informático de 34 años que no se gana mal la vida que digamos como experto probador de videojuegos.

00 rocketSábado, 0.34, hoy el Rocket Bar está poco animado. Suena el Raw Power de Iggy y los Stooges. Entran dos chicas, y Braulio, ya por su cuarta cerveza, se anima y se dice a sí mismo “¡VAMOS!” cual Rafa Nadal en uno de sus primeros Roland Garros. Se acerca decidido, más que nunca, a esas dos chicas como si un ser desconocido estuviese habitando su cuerpo ahora y lo impulsase con toda su fuerza inusitadamente magnética.

  • Hola, me llamo Braulio.
  • Jruffsppsshh… Joder, tío, avisa, coño, que estaba dando un trago.
  • L-l-lo siento, lo siento de veras.
  • No pasa nada. Es que es un nombre poco común y me dio la risa. Yo me llamo Sandra, y ésta es mi amiga Dolo.
  • Mucho gusto – Braulio les da la mano y, cuando se decide a darles dos besos y agacha un poco su cabeza para tal menester, se da cuenta que es ya demasiado tarde para ello. Retrocede.

Todo parece ir estupendamente. Luis se acaba de acercar para hacerle un bloqueo de libro a la tal Dolo, que no tiene cara de muy buenos amigos, la verdad. Braulio y Sandra consiguen al fin estar solos. Es el momento perfecto, el que él lleva esperando al menos cuatro lustros.

  • Y esta foto es de cuando fuimos a Glastonbury el año pasado…
  • Dolo y yo nos vamos este año al Primavera Sound.
  • ¡Qué suerte! Pedazo cartel hay este año. Me molaría ver a los Strokes, a los New Pornographers… ¡Hostias, y a los Replacements, míticos!

Siguen conversando muy animados, descubriendo todo lo que tienen en común, que no parece poco.¡Era como él, compatibilidad casi suma! Había llegado el momento.

  • Y esta app de aquí se llama Einstein’s Pedometer, y sirve para comprobar cuánto viajas en el tiempo a medida que avanzas en coche, en avión, caminando…
  • Muy interesante, sí… ¿Y ésa de ahí? – BINGO
  • Ah, ésa… nah, ésa es el iCuenca.
  • ¡iCuenca?
  • Sí, es una app que te indica donde está Cuenca con esta flecha de aquí, como si fuese una brújula. Lo de la tía en bolas, pues ya sabes, jejejeje.
  • Jajajajajajajajajaja. ¡Qué buena!

0 mafaldaPor increíble que pueda llegar a parecer, la táctica había funcionado, ¿o no? Esa noche Sandra y Braulio estuvieron sentados en un banco del Parque San Francisco mirando ambos en dirección a Cuenca mientras compartían un paquete grande de pipas Arias ante la atenta mirada de Mafalda, que seguía sonriendo, como siempre. Se despidieron cerca de las 5 am, ahora sí, con dos besos. Braulio llegó a su casa, puso su Samsung Core a cargar, sólo le quedaba ya un 12% de batería, abrió el iCuenca, lo colocó al lado del sillón, miró la flecha, situó luego el sillón bien orientado y abrió el cajón de su mesita de noche para coger el lubricante.

(Yo… cut it… Soooyyyy uuun perdedooooor, I’m a loser, babyyyyy, so why don’t you kill meeeeee…)

DAS BLAUE LICHT

Estuvimos todos allí, en Nuremberg, en el ’33, en el Campo Zeppelin, emocionados, en puro éxtasis místico, casi llorando ante la catarsis que allí se produjo, aunque, no nos engañemos, ya se la veía venir de lejos. Mi primo, que trabajaba como camarógrafo para Leni Riefenstahl, nos reunió a todos para el viaje de vuelta. Nunca supimos en realidad qué extraña fuerza hipnótica nos imantaba hacia aquello. Su inmenso poder de succión era constante, perseverante, pura droga existencial envuelta en palabrería y discurso vacuo. Sería quizá la gloria prometida, el escuchar, sonreír, asentir y ver luego a tus vecinos haciendo exactamente lo mismo. Por esa razón aparente, aquel 7 de mayo de 1945, no dudamos ni un instante, sólo nos hizo falta mirarnos a los ojos y acto seguido Ludwig, mi primo, comenzó la marcha. Desde el primero hasta el último, todos nosotros sin excepción alguna seguimos su estela. Sabíamos que el salto iba a ser duro, pero cerramos nuestros ojos al unísono y… fue el fin. Ahora estamos aquí, navegando solos, vigilando vuestros sueños, levantando vuestros párpados cada mañana con estudiado sigilo. Seguimos siendo germanos, os seguimos teniendo bajo nuestro control. Nada os debe preocupar. Que nuestra tranquilidad perdida será vuestra paz eterna; y cuando llegue el momento, no lo dudéis ni un mínimo segundo, ¡saltad!

(Le estoy cogiendo yo gusto y / o afición al hecho de asignar historias o poemas a fotografías. Nunca antes lo había hecho y me parece un reto complicado a la par que divertido. Esta semana desde elbicnaranja nos proponen darle vida con palabras a esta acuarela tan sugerente de una gran artista, Elicia Edijanto, de Jakarta, en Indonesia. Esta imagen puede sugerir, evocar miles de historias, pero a mi mente llegaron inmediatamente las imágenes de la película Olympia, de Leni Riefenstahl. sobre los JJ. OO. de Berlín en 1936, los de Hitler y su Alemania Nazi. Un film con unas imágenes bellísimas y planos rompedores para la época, todo a la mayor gloria de la raza aria, claro. ¿Se pueden ver sin tener en cuenta todo aquel horror? Ufff, harto imposible, pero si nos imaginamos viéndolas sin conocimiento de causa… pues ahí verás su belleza intrínseca.

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Yo, por mi parte, de aquella Olimpiada me quedo con la historia de amistad que duró de por vida entre Jesse Owens y Lutz Long, aquélla que hizo salir a Adolf Hitler del Estadio Olímpico totalmente airado y echando humo de por las orejas de todos los colores imaginables hasta la fecha.)

El crimen fue en Granada

Fue un asesinato vil, aquí no sirven ni eufemismos ni medias tintas.

Miguel Barrero

Lo malo no es constatar que el asesinato de Federico García Lorca tuvo motivaciones políticas. Eso lo hemos sabido siempre, por más que algunos se hayan empecinado en ocultar o suavizar la verdad a lo largo de estos años. Lo peor, lo que realmente remueve la conciencia y el ánimo, es enfrentarse a la fría prosa administrativa con la que el funcionario de turno se refiere a la detención y el fusilamiento del poeta, constatar lo poco que vale la vida de un hombre en determinadas circunstancias, advertir que aún en 1965 —empezaban, recordemos, los años del desarrollismo, de la cacareada apertura al exterior: el franquismo ya no era tan franquismo, casi se estaba convirtiendo en una democracia camuflada, según los exégetas o revisionistas de un régimen que aún hoy sigue gozando de unos cuantos defensores, en la calle y en las instituciones— se podían esgrimir la masonería, el socialismo y la…

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PARRICIDE

PARRICIDE

“No more piano playing!”,

her father forced her

so, so firmly

that she just decided

to painfully swallow

every single key.

That way she kept

her music for herself,

humming tune

after tune

after tune,

one day

after the other,

very silently

after lunch,

quite calmly

after dinner,

before going to bed.

Once there,

all the lyrics

became poetry in her mind,

but that

her father did not know

as his heart and soul,

soft remains then

inside a puddle

of thick blood,

were now

as they should have

always been:

upside down.

THE DAY I MET BANQUO’S GHOST

«Here had we now our country’s honour roof’d,
Were the graced person of our Banquo present;
Who may I rather challenge for unkindness
Than pity for mischance!»

P-p-pero… ¿Quién es usted? ¿Por qué osa vuecencia despertarme de esta quietud? ¿Quién le ha entregado vela para mi entierro? ¿Con qué atrevimiento de ínfulas reales se atreve usted a entrar en mis aposentos sin previo aviso? ¿Y por qué me habla en esa lengua no autóctona? ¿Por qué deduce usted que yo sé inglés?

Shall I compare thee to a summer’s day?
Thou art more lovely and more temperate… (¡Mierda, cojones de dios, que no era ése! A ver, a veeeer… el 18, no, el 21… ¡Éste, el 23!)

Acabáramos. Si ya me parecía a mí que tenías pinta de gilipollas. Dime lo que me tengas que decir y lárgate con esa ventisca fresca de abril que tanto parece gustarte…

As an vnperfect actor on the ſtage,
Who with his feare is put beſides his part,
Or ſome fierce thing repleat with too much rage,
Whoſe ſtrengths abondance weakens his owne heart;
So I for feare of truſt,forget to ſay,
The perfect ceremony of loues right,
And in mine owne loues ſtrength ſeeme to decay,
Ore-charg’d with burthen of mine owne loues might:
O let my books be then the eloquence,
And domb preſagers of my ſpeaking breſt,
Who pleade for loue,and look for recompence,
More then that tonge that more hath more expreſt.
   O learne to read what ſilent loue hath writ,
   To heare wit eies belongs to loues fine wiht… Y eso es todo, un regalo del maestro en exclusiva para usted en esta madrugada temprana del día 23 de abril

¿Tú sabes lo que yo madrugo, cabrón? ¿Y quién cojones eres, que pareces un personaje sacado del Ministerio del Tiempo?

Soy Banquo, fantasma de fantasmas, me dedico a joderle la vida al hijoputa cabrón de Macbeth. También represento formal y legalmente a todos y cada uno de los fantasmas literarios habidos y por haber.

¡Anda la hostia! Pues nada, pírate por donde has venido que todavía me quedan dos horitas de sueño que no pienso desaprovechar. Dile a tu maestro, que aún tengo yo dudas sobre la autoría de sus obras, que me da a mí que todo aquéllo lo escribió Cristopher Marlowe, que se largó a Italia para que no lo mataran y cogió al William como portador se sus obras. Es que a mí me van mucho todas las teorías de la conspiración, ¿sabes? también habidas y por haber. Soy un conspiranoico de  libro, como tu rey, el escocés ese, Macbeth.

Vale, vaaaale. No te pongas así, que no hay por qué enfadarse, hombre. Ah, que dice mi creador que si ya es definitivo lo de los huesos de Don Miguel de Cervantes, que él hizo una apuesta muy fuerte por el NO y se juega mucha pasta ahí.

Le dices a tu creador que se puede ir a tomar por culo, que yo tengo sueño… Pero, ¿qué es lo que suena? ¿Esa música?

Soy yo, que llevo los cascos y se me olvidó quitar la música. Es Wuthering Heights, la canción de Kate Bush… Heathcliff, it’s meeee–Cathyyyy. I’ve come home now. I’m so coooold! Let me in-a-your windoooow. Deformación profesional, ya sabes.

No, yo no sé nada… ¡Cállate y lárgate de una puta vez, hostia, que tengo sueño!

Y Banquo se va, sale raudo de la estancia sin atreverse siquiera a utilizar la puerta. Su siguiente visita, la Biblioteca Municipal: tiene que devolver El Vizconde Demediado, de Italo Calvino, antes de las 9 de la mañana. Da gracias cada día a esa persona que le enseño a leer un día ya muy lejano en aquellos inviernos medievales de las Tierras Altas de Escocia.

…DE LA VIDA…

Segunda entrega de esos «Ciclos de Mil Cabezas», novela de hace 20 años, que escribí a mano en noches en vela, en ratos libres. No pienso corregir ni una sola coma de todo aquello que escribí. Tras un instante de Revolución, volvemos al momento presente, aquel momento presente que ya no lo es más, nunca más…

Ciclos de Mil Cabezas

I.

                                   La vida se escapa en cada segundo que pasa.

                                   ¡Ni Dioses, ni hostias! ¿Para qué quiero la razón?

                                   ¿Por qué estoy aquí sentado, aburrido?

                                   No hay respuestas, ni verdaderas ni falsas,

                                   ni de ninguna condición.

                                   Os voy a contar una historia que os trasladará al infinito.

“Todos los días camino solo y me cruzo con mucha gente. De vez en cuando me veo en la siniestra obligación de contestar ‘¡Hola!’ o ‘¡Hasta luego!’. Otras, sin embargo, me paro a hablar con alguien.

– ¿Qué tal, tío?

– Yo bien, ¿y tú?

– ¿Qué haces por aquí?

– Nada, voy a comprar pan y leche y, de paso, a tomar un café aquí al lado. ¿Te animas?

– ¡Qué va! Llevo mogollón de prisa, que me están esperando…

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VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE XXVII (L’ARGAYÓN)

(L’Argayón ye una sidra de Nava, pero eso nun ye lo que mos acontez güei…)

13 de febrero de 2015

Ya echaba yo de menos un viaje en ALSA, de esos épicos, de los de ruedas de siete leguas y culo pegado al asiento como si uno cagase y sudase superglú. El viernes pasado, 13 de febrero, regresé a mi asiento habitual en el autocar que nos llevaba desde Arriondas hasta Oviedo. Todo en su sitio, en perfecta sintonía con la carretera y el paisaje… ¿Todo? ¡No! El día 7 de febrero por la noche un argayo había sepultado la carretera N-634, entre Arobes y Soto de Dueñas, en el concejo de Parres. Un argayo, según el diccionario de la R.A.E. es un “desprendimiento de tierra y piedras por la ladera de un monte.” 2015-02-13 12.45.59Conclusión, a la estación de autobuses de Arriondas llega un microbús procedente de Cangas de Onís, con unos doce viajeros a bordo. Me subo junto con otros dos pasajeros, y nos dirigimos muy alegremente en dirección a Soto de Dueñas a través de un desvío a la derecha que pasaba por el pueblo de Cuadroveña (no sé a vosotros, pero a mí me suena como a una onomatopeya de Quadrophenia – talkin’ ‘bout my geeeeneration). Un paisaje espectacular, con todo el Sueve lleno de nieve y nubes bajas cubriendo con dulzura todo el valle.2015-02-09 13.20.37-1 Tras múltiples curvas ascendentes y descendentes, llegamos a Soto. Allí esperan dos autocares tamaño estándar. Además, hay cuatro fotógrafos de prensa que están esperando cámara en ristre a que bajemos del ALSA para ir haciéndonos fotos, para inmortalizar ese trasbordo desde la lanzadera al autocar habitual. Hay dos chicas, estudiantes universitarias, 2015-02-13 13.06.52que van apeándose del bus con sus carpetas en la mano, comentando todo lo que les puede caer en el examen que van a tener que hacer esa misma tarde. De repente, ¡el horror! (para ellas), se dan cuenta de la presencia amenazadora de los fotógrafos, que no paran de enfocarnos uno a uno y sacarnos instantáneas a destajo con sus cámaras réflex.

  • ¡Oh, no, tía, mierda, que nos están sacando fotos!
  • ¿Pero qué dices? Joder, no puede ser… ¡Para un día que no me lavo el pelo y no me pinto…!
  • Tía, corre, corre, apura, baja rápido…

2015-02-13 13.07.24Y bajan las dos a toda mecha, no sin antes utilizar sus carpetas llenas de apuntes como pantalla que eclipsa por completo sus caras sin maquillar y sus cabellos sin lavar recogidos ambos en una coleta baja. Lo lógico si te has pasado la noche casi en vela estudiando para un examen. Claro, la mala suerte en estos casos suele ser el denominador común. Justo delante de ellas va avanzando lentamente una señora ayudada por su bastón y fuertemente sujeta al brazo de la que interpreto yo que puede ser su nieta. Las dos chicas se miran de soslayo apartando un poco sus carpetas para así poder mirarse bien a esos ojos que denotan cierto estado de pánico. “Vaya, que idiotez sentirse tan esclavas de su imagen.”, voy yo pensando mientras sigo su estela pasito a pasito. En cuanto suben al autocar y se sientan parecen ya más relajadas. Arrancamos y comienzan a repasar juntas todos esos conceptos tan arbitrarios de la pedagogía educativa. Sonrío para mis adentros. Cierro los ojos e intento dormir un rato. Despierto en Nava y me doy cuenta de que allí sigue Covina, 2015-02-13 13.22.55algo más difuminada tras el paso de unos cuantos meses, un pequeño homenaje a una madrugada de doblete de esas que despiertan la propia conciencia (ver VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE IX). Ya no quiero dormir más, toca ahora escuchar algo de música. Saco los auriculares de mi bolsa y activo el modo “random” para que la propia música me sorprenda… Ahí está “Alice pressed against the wall, so she can see the door…”, la voz profunda de Andrew Eldritch y sus Hermanas de la Caridad me va despertando poco a poco.

E l’autobus va…