LEVÍTAME

Disgústame,

que me aburro,

que la persiana bajada

no los deja entrar;

y luego abúrreme,

que me disgusto,

que el timbre de la puerta

no suena

si no lo presionas

con un dedo cualquiera.

Y llama a mi puerta,

que no te abro,

que dice mi madre

que no se abre nunca

a seres desconocidos.

Desconóceme, pues,

que no te voy a ladrar

porque no soy cánido,

y como humano

las imitaciones

se me dan muy mal.

Muérdeme ahora,

y enjuaga tu boca

con toda esa sangre,

que de pureza

andamos los dos

en precaria condición.

VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE XXXVII (CACABELOS, PILGRIMS AND SOME GRASS WHICH SINGS)

En mi pueblo, Cacabelos, cada mes hay cuatro días de feria, o de mercado, como cada cual prefiera denominar el evento en sí, el primer lunes y también el tercero del mes, y además los días 9 y 26. La Plaza Mayor se llena de puestos ambulantes llenos de ropa, frutas y verduras, embutidos varios, mantelerías, etc. 20150720_130145Recuerdo de muy pequeño bajar muy contento con mi abuela a ese mercado a comprar queso gallego de tetilla (nuestro preferido por aquel entonces), cecina, centros deshuesados de jamón, algo de ropa (aquellos calcetines de lana que picaban tanto como quitaban el frío en los duros inviernos cacabelenses), y, si se terciaba, alguna chuchería de aquellas de antes, pipas que dentro traían cromos pequeños de cantantes que se pegaban en un álbum rectangular de tan solo dos hojas, o el ineludible botijo de plástico lleno de caramelos minúsculos de todos los colores conocidos hasta la fecha. Pero los tiempos cambian, nos arrastran irremisiblemente con ellos aunque nos queramos resistir (en nuestras cabezas todavía somos aquellos niños de los 70 que correteaban libres por las calles del pueblo). Lógicamente, sigue habiendo pandillas de niños y niñas que quedan cada tarde de verano en el río Cúa. Aparte de buenos baños, claro está, juegan a las cartas, comen todo tipo de basura imaginable, hacen rondos con un balón que se supone que nunca debe tocar el suelo; forman largas colas en el trampolín para luego saltar desde ahí de todas las maneras posibles, con todo tipo de piruetas y volteretas la mar de arriesgadas que, en ocasiones, acaban con un ¡SPLOSH! la mar de ruidoso, de ésos que terminan con la espalda enrojecida durante un buen rato entre cachondeo generalizado. Alguna novedad se manifiesta por momentos, y no sólo en forma de smartphones, como en ese grupo de unos ocho niños y niñas que, 20150709_183702antes de correr lo más rápido posible en dirección al mencionado trampolín, gritan casi al unísono, “¡el último o la última que llegue al trampolín, maricón o lesbiana!”, y salen ipso facto como propulsados (y propulsadas, no seré yo menos) por un gigantesco e invisible resorte camino al trampolín, ese dios de la diversión del Cúa. Tiempos nuevos, de inclusión a pesar de la ausencia de corrección política que puede caracterizar la vida de un pueblo como éste. Tampoco ha disminuido un ápice la cantidad de tacos por segundo cuadrado que se pueden escuchar en el río, en cualquier terraza de verano por boca de seres que no levantan más de un metro y treinta centímetros del suelo, cantidad de palabras malsonantes que, por otro lado, sigue siendo directamente proporcional a la inocencia con la que siguen siendo pronunciados.

Y ahora, vamos con otro recuerdo, la confesión del día previo a nuestra Primera Comunión, allá por mayo de 1975 (en varios casos, casi se podría decir que primera y última, ¡y por el mismo precio!), nos hacía ser más que conscientes de que no debíamos blasfemar ni pensarlo siquiera en ese intervalo de tiempo que iba entre la susodicha confesión y la hostia consagrada de la mañana siguiente… Pues no, fue salir de la iglesia de Santa María por la sacristía, coger el balón y comenzar a jurar en arameo antiguo, todos a una entre carreras a patada limpia en la pelota, batallas de pedradas y juegos varios como el mítico cintalabrea. Lo que no puede ser, ni lo es, ni cambia, por lo visto.

El caso es que, en la feria del pasado 9 de julio nos encontramos por sorpresa con un puesto en el mercado que para mí supuso una grandísima y emocionante novedad, ¡libros de segunda mano! ¡muchos de ellos en inglés! Un señor los vendía a 3 euros, que luego se quedaron en 2 cada uno al llevarnos seis de una tacada.20150721_183943 Con la ilusión de comenzar a leer cuanto antes “The Grass is Singing”, la primera novela de Doris Lessing, me cepillé “Neither Here Nor There” de Bill Bryson en mucho menos tiempo del que había previsto inicialmente. Vamos ahora con Doris y esa referencia a la “hierba que canta” tomada directamente de la “Tierra Baldía” de T. S. Eliot. La edición es de Penguin Books, “reprinted in 1976.” En la tercera página, esquina superior derecha, se puede leer un nombre, Jesús Millán, y una fecha, 8 – V – 1976. ¡Ya me han liado! Antes de comenzar la lectura con el asesinato de Mary Turner, mi mente viaja hasta ese nombre, hasta esa fecha. 20150721_183919¿Sería ese tal Jesús Millán un estudiante de Filología Anglogermánica y Francesa? Y si no era así, ¿por qué narices leía en inglés, en 1976? ¿Sería hijo de algún inmigrante berciano en la Gran Bretaña?

Ahora mismo estoy tumbado sobre la hierba recién segada que cubre la vera del río Cúa, a la sombra, escribiendo esto que estáis leyendo con un bolígrafo y un bloc de notas que he comprado hace un rato en la tienda de Aarón, una de las dos de chinos que hay en Cacabelos, en la cual conocí a Jimena, de cuatro años, su hija, que me interceptó justo cuando estaba llegando al pasillo dedicado a la papelería.

  • Hola, me llamo Jimena, tengo cuatro años, ¿por qué vienes a mi casa?
  • Hola, vine a comprar un boli y un cuaderno.
  • Ah, pues muy bien. Yo ya sé escribir, ¿y tú?
  • Ufff, complicado, muy complicado, pero en ello estoy, a ver si aprendo.

Y con las mismas me abandona para hacer frente a dos señoras muy voceras que vienen buscando un palo para fregona. Puro desparpajo. En fin, sin tecnología cerca ni nada que se le pueda aproximar, no puedo investigar sobre la identidad del tal Jesús Millán. En cuanto llegue a casa, entraré en ese oráculo llamado Google y teclearé ese nombre con algo de aderezo como información adicional, algo tipo ‘filólogo’, ‘berciano’ o lo que se me ocurra. Pausa, pues, intermedio o lo que sea. Visiten un bar y tómense unas cañas, que este calor las merece.

No, que no me convence ninguno de los Jesús Millán que he encontrado a través de Google. Uno es Catedrático de la Universidad de Valencia, el otro es procurador con página web personal y todo. Por tanto, he decidido inventarme su historia, una breve, muy concisa, a modo de currículum vitae existencial.

JESÚS MILLÁN NUNCA CAMINARÁ SOLO

Jesús Millán nació el 12 de noviembre de 1955 en la habitación matrimonial de sus padres, que vivían por aquel entonces en el número 27 de la calle Santa Isabel del pueblo berciano de Cacabelos. Pasó de la teta materna a una infancia brutalmente divertida. Destacó en los estudios sin apenas esfuerzo alguno, y decidió a los 17 años irse a Salamanca a estudiar Filología Anglogermánica y Francesa. Allí conoció a Román, un burgalés amante de la pintura, muy atractivo, estudiante de Bellas Artes que viajaba a menudo a Londres ya que allí vivía su hermano Herminio. Antes incluso de convertirse en pareja, Jesús le encargó a Román una 20150720_220012serie de libros en inglés que necesitaría para el curso siguiente, el cuarto ya para él, lecturas obligatorias en varias asignaturas dedicadas a la literatura en lengua inglesa, y ese hecho obligó moralmente a Román el 12 de abril de 1976 a acercarse a una librería de esas de segunda mano que abundan en Portobello Road. En la actualidad, Jesús vive en Melbourne con su amor, Román Urtubi, y ejerce como profesor asociado de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Melbourne mientras Román continúa pintando y pintando sin cesar sin importarle una mierda si su caché sube o no, se siente reconocido en su comunidad y con eso le basta y le sobra. Son felices porque muchas tardes se tumban sobre la hierba fresca del Royal Park y escuchan en silencio como la hierba les canta sin temor, sin estridencia alguna.

Y aquí se acaba la historia inacabada de Jesús Millán, un cacabelense ilustre que surge como figmento libre, y puede que hasta aburrido, de mi imaginación. Ahora, sigo leyendo, que mi molicie me lo está pidiendo a gritos.

THE END…

NO WAY!!

Dos anécdotas recientes antes de un “corto y cambio” que se prolongará un mes y pico más.

  • Cacabelos está en el Camino de Santiago. 20150717_110024-1El mes de julio supone un incesante goteo de peregrinos y peregrinas de montones de nacionalidades diferentes que van cruzando el pueblo en busca de una sombra, de unas cañas, del albergue de la iglesia de las Angustias… Un andaluz camina al lado de dos chicas estadounidenses altas, guapas, sonrientes. Van ya por la Calle Mayor y llegan ahora a la altura del Mesón Compostela, cuya especialidad es el pulpo a la gallega (y a muy buen precio, justo es reconocerlo). “Girls, here, here, this is a place for to eat… Ay dioh, ¿cómo cohone se dise…? Octopussy, eso, here eat octopussy.” Las dos chicas se miran y se ríen. Adelanto con mi trote cochinero a ese trío peregrinante mientras pienso, “¿habrán ido directamente a la referencia James Bond o se habrán quedado sólo con el añadido jocoso del ‘pussy’?”

20150711_141004Como los veo con ganas de juerga, los mando a la Bodega de El Niño, a filosofar un poco con los lugareños y lugareñas que allí suelen hacer la mañana. Además, por si siguen perdidos en la traducción, allí están a salvo, que “se hablan idiomas por señas.”

  • Vuelvo en alsa (¡por fin, albricias!) de Ponferrada a Oviedo. Son casi las tres de la tarde y en Fuentesnuevas suben tres chicas muy preparadas para una tarde de río o de piscina. A una de ellas le suena el móvil (un chunda-chunda que no reconozco), contesta, “qué hay, tía… no, no, pasamos de irnos a río de Molinaseca, que está lleno de viejos, nos vamos al de Cacabelos, que además los chorbos de Cacabelos están buenísimos… Jajajajaja, ya te digo. Sí, eso, nos vemos ese finde. Chaoooo.” Desde el fondo del alsa, me río para mis adentros mientras me acuerdo por momentos de aquel profesor que nos contó, allá por 3º de BUP, que en los tiempos de Bergidum Flavium, de romanos explotando la reserva aurífera de las Médulas, se llevaban hombres autóctonos hasta Roma (por cualquier camino, como bien sabemos) que una vez allí servían como sementales a la nobleza romana. Imagino que sería una broma local, porque nunca jamás he encontrado referencia alguna que mencione ese hecho… Vamos, aunque no dudo que llegara a ser cierto, faltaría más.

DESIDERIO, ROSWELL Y LA VACA

(Leí ayer, con un cierto halo de ilusión sobre mi cabeza, justo es reconocerlo, que la FOX ha preparado 10 nuevos episodios de Expediente X, aquella serie que tanto me fascinaba allá por los 90, aquel contraste vital entre Fox Mulder y Dana Scully… Así, vino a mi memoria esta historia que había escrito una tarde fría de aquel invierno de 1997 como modesto homenaje a la mencionada serie. La busqué, la hallé y ahora ahí os va…)

Junio de 1997

THERE IS A PLACE…

Desde su más tierna infancia, Desiderio siempre había querido ser ufólogo, pero vivir en Santa Eulalia de Cabranes nunca le había ayudado a conseguir sus propósitos, tampoco el hecho de ser huérfano de madre, ni el que su padre se hubiese puesto muy enfermo cuando él estudiaba el Bachillerato en Oviedo. Todo se había conjurado en su contra: se vio obligado a dejar de estudiar para atender él mismo el ganado, las catorce 00 vaquesvacas, unas estupendas frisonas del valle, que malamente les mantenían. Pero los sueños nunca se apagan por completo, y Desiderio no quería morirse sin al menos visitar Roswell, una pequeña ciudad sita en el estado norteamericano de Nuevo Mexico en la que, en junio de 1947, se supone que un ovni había tenido un accidente, incluso desde entonces se ha especulado con el hecho de que el ejercito estadounidense había capturado algunos extraterrestres. Desiderio tenía la impresión de que si él visitase Roswell seguro que sería capaz de llegar al fondo de toda la verdad; para él todo era verdad, todo había ocurrido según las distintas interpretaciones vertidas desde todo tipo de medios de comunicación, y todo estaba escondido, tapado por las mafias internas de la CIA, de la DEA, del mismísimo FBI… Su obsesión con esa ciudad había llegado hasta el extremo de tragarse todas y cada una de las películas protagonizadas por Demi Moore, actriz (o similar) nacida en el mismo Roswell. Él sabía a ciencia cierta que ella no era estrictamente humana. No estaba hecha de acero como él.

Todas las semanas enviaba varias cartas certificadas al Pentágono reclamando la reapertura del expediente secreto sobre lo acaecido en Roswell en el ’47, “… que nun ye de recibu”, puntualizaba Desiderio antes de rubricar cada misiva. Estaba pensando incluso en contactar con el agente Mulder para ofrecerle todo su apoyo, moral y también logístico,0 fumador en su encarnizada lucha contra “los que todo lo esconden, encabezados éstos por el ínclito fumador”. (Su creciente inestabilidad emocional le hacía pensar que aquellos capítulos que emitían de la serie ‘Expediente X’ no eran más que documentales al más puro estilo ‘Vivir Cada Día’.)

Como hacía todas las mañanas del mundo poco antes de que dieran las cinco, Desiderio bajó a ordeñar (catar, como se diría por estos, nuestros lares) las vacas. Al llegar a la altura de la Eufemiana, Desiderio se sobresaltó al oír una extraña voz.

– Oye, Desiderio, acércate. Acércate más, que no puedo gritar.

– ¡Cagonmimadre! ¿Quién ye?

– Soy yo, la Eufemiana; no tengas miedo, acércate.

– P-p-p-pero, ¿qué ye, que hables? ¡Pero si yes una vaca…!

– Ya lo sé, idiota, pero es que yo soy una vaca genio.

– ¿Una vaca… Gemio, la de les sorpreses? ¿Qué cagondioses ye esto?

– ¡¡¡Genio, joder!!! ¡Que yo no te he insultado!

– ¡Yastá, tú yes un alienígena…! ¡Ay, Dios mío, por fin van abducime! ¿Dónde tá la to nave…? Nun vi ninguna luz…

– Como sigas por ese camino voy a tener que pasar de todo, ¡eh?… No soy ningún ser de otro planeta, tan sólo soy una pobre vaca genio, ¡como aquél de la lámpara de Aladino, cojones! ¡GENIO! ¡G – E – N – I – O!

– Joder, pues pa ser una vaca genio, tienes muy mala leche, y yes muy mal hablada.

– Cállate ya y escúchame con atención: te voy a conceder un deseo, un único deseo. (Ya sabes, lo de los tres deseos es agua pasada, con eso de que nos han bajado los tipos de interés y todo eso no nos queda más remedio que…)

– Yo quiero dir pa Roswell.

– ¿Cómo? ¿El qué?

– ¡Qué quiero que me lleves a Roswell,  nos Estaos Unios d’América!

– A ver, Desiderio, piensa un poco, medítalo con calma. Puedes pedir dinero, una mujer, un palacio… no sé, cualquier cosa que te pueda hacer feliz para el resto de tu vida. No te pongo ningún impedimento, no hay restricciones.

– ¡Tú nun me engañes, tú yes un alienígena disfrazau de vaca…! Adueñástete del cuerpu la Eufemiana y ahora tratas de llevame contigo, ¿nun ye así?

– Está bieeen, como tú quieras, irás a ese dichoso Roswell, pero he de advertirte que todo eso que dicen que allí ocurrió hace cincuenta años no es más que un timo, un puto cuento chino… Como todo en esta mísera vida, ¡ay!

– A ti pagan-te los de la DEA, seguru.

– Joder, hay que tener una paciencia de la hostia… Anda, acaba de catarme por lo menos, hombre, que hoy tengo leche p’aburrir..

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Last night he could not make it… Click en la imagen para viajar a Roswell por aupista.

Ahora Desiderio trabaja como celador en el “International UFO Museum” (Museo Internacional del OVNI) de Roswell. Estos días está un poco 00 ufo museumnervioso porque se celebra el cincuenta aniversario de los sucesos de junio del ’47, y se esperan muchos visitantes. Desiderio insiste en que, el día que disponga de un poco de tiempo libre, descubrirá qué ocurrió con aquellos seres de cabezas descomunales que aterrizaron forzosamente en aquellos parajes medio centenario antes. Como dice el propio Desiderio cada vez que se le pregunta sobre un posible regreso: “Nun pienso volver p’Asturies, cagonrrós, total, allí nun se ven platillos volantes. Si fuese de Galicia aún, ya que por allí suelen dir muchos ovnis, lo malo ye que ta lleno de gallegos, que pa mí que son alienígenas disfrazaos, sólo hay que ver al Fraga”.

VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE XX (LA LA LOVE YOU!!)

3 de noviembre de 2014

Queridos a la par que amigos, este curso sólo veo los alsas pasar de largo ante mis ojos, los sigo con la mirada; hay viajeros que suben, otros que bajan, conductores conocidos que me saludan; en fin, nostalgia de esa parte del fondo que tantas siestas de ojos entreabiertos acogía en tiempos no tan pretéritos…
¡No pasa nada! He decidido seguir con estas historias haya autocar o no. Comparto espera en la calle General Elorza con mucha gente «alsera», presto atención, soy todo oídos a sus historias… Ahí va una reciente de laísmo recalcitrante. Dos chicas que fuman como si el mañana fuese hoy mismo hablan a viva voz, gesticulando como mafiosas calabresas a las puertas de un golpe importante.
– Y mira que éramos buenas amigas…
– Ya, la vida es así, con sus sorpresas, con sus zarpazos.
– ¡Y me llamó loca… Y sinvergüenza! ¡Y la di una hostia bien dada!1chavettes
– Jodeeer… ¿Y ella qué hizo?
– Se me quedó mirando alucinada; la di otra hostia.
– Esta segunda sobraba, ¿no?
– Calla, calla, que va la tía y me llama hija de la gran puta, ¡a voces!… la di una tercera hostia, claro, pero ésta tan, tan fuerte que la reventé un tímpano. El escándalo que montó la muy cerda, casi haciéndose la muerta. A fingir, venga a fingir. ¡Pedazo de comemierda!
– Buufff…
– Ahora voy p’allá, al puto juicio en la Pola. ¡Que no se me ponga delante, que la digo cuatro frescas…! ¡Y la meto otra hostia más, no será por falta de ganas…! ¡La cabrona!

Mientras pienso por qué no ha dicho “le cabrona”, por seguir una lógica divergente, ¡pip, piiiiip!, me pitan con premura desde un coche. Es mi compañera de trabajo, que lleva un rato esperando en su coche a que me dé cuenta de su presencia… La miro (sí, ahí «la») y me disculpo con un gesto justo antes de entrar apuradamente en el coche y contarle (contarla, según la de las tres hostias reales y la cuarta sólo en el deseo) ese diálogo tan bello y constructivo que acabo de escuchar.