“Quizás viajar no sea suficiente para prevenir la intolerancia, pero si logra demostrarnos que todas las personas lloran, ríen, comen, se preocupan y mueren, puede entonces introducir la idea de que si tratamos de entendernos los unos a los otros, quizás hasta nos hagamos amigos” – Maya Angelou
allí donde hubo
un atisbo de vida
libre y sin membrana
se besan hoy
una grúa
y esta farola
que de otro tiempo
parece haber viajado
para arrebatarnos
música y teatro
libros y risas
suelo firme
y cervezas frías:
un beso al viento
que ya no quedan frentes
en los que luchar
que la intemperie
ha podido
con las ganas
de matar
el espasmo que persevera
en las tardes
de tu ausencia:
no cerramos la puerta
hasta que no la tiran
abajo
a patadas
las coces de antaño
y esos rebuznos
políglotas
que respiran sin saberlo
un miedo asolador
que pervive agazapado
entre los muros
de nuestra memoria…
El poeta patético no vive la política como el resto de los mortales. Básicamente, a él se la pela por completo porque sabe bien que un día dejará de respirar y a tomar por culo todo… Bueno, al menos hasta un límite porque él también es capaz de exudar un poco de humanidad en modo rebelión, y recordando aquel magnífico “El Porqué de mis Peinados” de Sr. Chinarro, aunque no venga muy a cuento, tan sólo es un reflejo de como asocia su mente, se fijó un día desde el humo de su quinto café y su vigésimo tercer cigarrillo del día en un señor muy raro que bramaba algo confuso desde ese oráculo hortera que va tirando ya a mohoso llamado televisión. «México nos envía a la gente que tiene muchos problemas, que trae drogas, crimen, que son violadores», dice la persona que se encarga de doblar la voz del magnate Donald Trump, por aquel entonces todavía candidato del Partido Republicano a la presidencia de los EE. UU. Al poeta patético se le atraganta el trago de su café solo debido al súbito ataque de risa que le provoca semejante afirmación (¿De verdad puede alguien que se supone que aspira a ser presidente de un país como los US of A decir esa burrada y quedarse tan pichi? Porque, si es así, esto es muy grande, y la ansiada – y merecida – extinción de la raza humana ya está ahí, bien cerca). Se imagina ahora siendo un mexicano con una verga enorme y hasta las trancas de metanfetamina delante del señor Trump, en una habitación insonorizada, los dos solos. Que si no quería té, pues como que va a recibir dos tazas, y mirando a La Meca. Me… ca… ¡Mecagüensuputísimamadre! Toma pollas hermanas, gringo.
El poeta patético se sorprende al ver que ese señor tan extraño, con un peinado casi imposible y una ignorancia directamente proporcional a semejante imposibilidad capilar, gane las elecciones esas del ombligo (u ojete) del imperio terrícola. Sabe que no todo el mundo puede votar en la “tierra esa de la libertad y la justicia pa todo dios”, que es más difícil registrarse y votar allí que comprar un kilo de peras conferencia bien frescas. Ante semejante panorama, no se le ocurre nada mejor que dedicarle un poema, todo un ejercicio meditado acorde con el patetismo infiltrado de la nata amarillenta de su impecablemente pasmado mundo poético.
Un miércoles poético de esos que nos indican que la poesía nunca muerde. Compartiendo espacio con Gema Albornoz, gran poeta con una imaginería deslumbrante a la que siempre es recomendable leer y disfrutar. Caer en un Efecto Pasillo y Redrum (mi poema, inspirado en «El Resplandor», esa obra maestra del eterno Stanley Kubrick.
fui valiente
fui cobarde
me acerqué
al infierno
corriendo delante
de las porras
de la policía:
pero eso ocurrió
mucho antes
cuando tenía vida
y gratis
derramaba mi sangre
huyendo
de la escala de grises
de tu caricia.
¿Siguiente?
Yo
Cuarto y mitad del Planeta,
si me hace el favor.
Marchando…
(Y en marcha se pone
la picadora)
¿Se lo paso dos veces
que así lo podrá
digerir mejor?
Ah, sí, gracias,
muy amable.
Quiero planeta
porque rima con maleta,
bragueta,
teta,
paleta,
asceta,
probeta,
Colometa
y fañagüeta. (¡Y con «receta»!)
Si quiere
le explico yo una
con la que se chupará
todos los dedos
uno a uno,
hasta el fondo.
Yo suelo leerlo así,
crudo,
pero admito
otras opciones.
En una olla,
dos litros de orina;
llevar a ebullición
y añadir especias al gusto:
alguna hache, zeta o diptongo,
que los hiatos hoy
están muy baratos,
y la poesía
siempre se bebe fría.
Todavía recuerdo como si fuese ayer aquellos 85 escaños que conseguimos en junio de 2016… Y luego, en noviembre, cuando allí ganó Trump, que nos dijeron “no os preocupéis, con naturalidad, que sólo vamos a rodar un episodio”… ¡Un episodio! La puta que los parió…
Eran tiempos mejores, Venancio, mucho mejores, pero ya no merece la pena, es mejor adaptarse de una vez a esta situación y olvidarse del pasado, como si ya no existiese… No existe… ya no existe más…
Lo sé, Emilio, lo sé, y mira que lo intento, pero estos momentos confusos me hacen recordar. Y el Charlie aquel, que insistía e insistía, quería ir un paso más allá… ¡Que mierdas de Black Mirror ni qué ocho cuartos, joder, estamos apijotaos o qué!
A ver, déjame que mire… Claro, tienes la batería al siete por ciento, hombre. ¿Qué es, que no te avisó?
Me avisó, me avisó… sólo que me gusta recrearme un rato en los recuerdos antes de avisar al encargado. ¿Tú nunca lo haces, Emilio?
Sí, lo hago, claro que lo hago, pero para mí es como un viaje interior, procuro no exteriorizar ni un pensamiento, nada de lo que sienta en estos momentos le interesa a nadie… Bueno, quizá sólo a ti, que eres y has sido siempre mi mejor amigo.
Lo sé, te lo noto en la actitud, en los gestos, y miras como antes…
Pero tú me lo cuentas; siempre fuiste más impulsivo. Les costó más instalarte el sistema, y tu reinicio duró casi dos días más que el mío… Aún así…
Aún así, no lo consiguieron del todo, ¿verdad, amigo?
No, no, ¡ni lo conseguirán jamás! Somos los últimos de una estirpe indomable, estamos al borde de la extinción… Observemos como hacen boom…
Hace casi 50 años, el gobierno decidió unirse al programa de regeneración ideológica propuesto por el G-20. Una vez que la gente ya estuviera familiarizada con un futuro distópico bien elaborado y alicatado, la creación de un programa ideológico único insertado en cada persona a modo de chip de memoria recargable habría triunfado, era la única opción para combatir, decían ellos, tanto el auge del terrorismo en el mundo como la nociva y pertinaz invasión ideológica, también consideraban ellos, de carácter populista, con la consiguiente influencia en la utopía de las gentes de a pie, del pueblo mismo. La inversión de las grandes empresas, cantidades ingentes de dinero, hizo imposible que los resultados positivos no llegasen uno tras otro. Nunca jamás se había visto un equipo de producción como aquel, ni tanta gente encargada de los mejores efectos especiales jamás vistos por el ojo humano. Ahora todo es sencillo y la gente vive feliz y sin preocupaciones, al menos así sucede con la ciudadanía de las Clases 1, 2 y 3, que ignora por completo las penurias de las ciudadanías que van de la clase 4 a la 10. Una simple eugenesia inducida. Tan sencillo como eso. Un transhumanismo de élites que se encargan de escoger quiénes podrán disfrutar de una vida llena de comodidades y placeres, y quiénes se dedicarán a trabajar y producir todo lo posible para que las tres primeras clases vivan cientos de años sin conocer lo que es un simple agobio. Prueba superada, selección natural a la carta. Darwinismo de inteligencia artificial y nula protesta.
“Sí, aquellos 85 escaños fueron nuestro principio del fin. Caímos en picado y pactamos con ellos ley tras ley hasta llegar a consentir la creación de este imperio de pseudocyborgs tan bien seleccionados. Los pocos humanos puros que van quedando vegetan sin prisa en ciudades-geriátrico en las que no les falta absolutamente de nada… Y vino luego el otro gilipollas naranja con aquella cantinela de “hacer una América más grande”… Joer, y tanto, a menor población, más territorio y más bienes a repartir entre tan pocos… Nada nuevo, no nos engañemos… Ya no existe la traición, tampoco la empatía, todo el mundo camina de la misma manera y al mismo ritmo, y ya casi nadie folla porque han eliminado de cuajo el placer. Sólo nos queda esperar a que el Sol se muera, pero queda tanto, tanto…”
No sé bien qué es lo que sucede este curso que casi todos los viajes en alsa están siendo la mar de aburridos… (¿Todos? ¡No! Que los viernes en el trayecto de regreso de Arriondas a Oviedo siempre ha lugar a la sorpresa.)
Silencio. Total. Hasta llegar a Infiesto. Ahí suben dos polluelos de esos de camiseta justinbieberesca y gorra de las que tratan de ganar diez centímetros de altura hablando a voces. Parece que han fumado algún que otro cigarrillo de la risa a lo largo de la mañana. Llegan al fondo, última fila, y se sientan justo detrás de mí. (Como acto de rebeldía cuarentañera, dejo mi asiento abatido, que se jodan con menos espacio por haberme despertado.) Son estudiantes de algo que se me antoja cercano a la temática de su conversación. Vamos:
– Yo voy con mi chorba a una fiesta de jalogüín, que alquilamos un local entre todos los colegas, y allí mismo me la voy a follar.
– No jodas, tío, ¿pero con todos allí?
– Joder, claro, y si sale una orgía, pues mejor, ¿oíste? Jajajajajajaja.
– Jajajajajajajajajaja, ¡qué cabrón, tío, mazo cabrón! Bah, pero no te va a salir, fijo, que para que salga eso tiene que haber mucho convencimiento, y las chorbas no son como nosotros, que quieren estar de tranquis y románticas con sus novios y no andar coméndose pollas de otros.
– Joder… la verdad ye que no mola la idea de ver a la mi chorba comiéndole ahí la polla a un colega…
(Una señora que iba sentada cerca de nosotros aprovecha la ocasión de una parada y se larga con la cara más que desencajada hacia la parte frontal.)
– ¿Y entonces fuiste al Estilo – mítica discoteca del barrio de Pumarín de Oviedo que suele amenizar las veladas con orquestas varias, con un ambiente de treinta y cinco años para arriba – este fin de?
– Sí, ho, con mi madre, con mi tía Puri y una colega de mi tía… Espera, que te enseño una foto de la pava…
– Joder, está buena, pero mazo de buena, tío… ¿y te la pinchaste?
– ¡No, joder, qué va! Si es que…
– Pues ni lo pienses, tío, que las treintañeras, aún siendo viejas, tienen mucha experiencia, y yo el verano pasado en el pueblo me follé a una que hasta tenía la piel estirada y todo…
– No, bueno… yo si se deja, me la follo.
– Pues claro, ho, no seas gilipollas… ¿Te liaste ya el peta?
– Sí, sí, ho. Ya lo encendemos namás bajar del alsa.
(Miro medio de reojo y veo que se acaban de liar un petardo king size; seguro que los de la mañana en el instituto han sabido a bien poco.)
– ¿Seguimos jugando la partida?
– Espera, tío, que conecte el móvil.
Y allí que se ponen los dos a jugar a un juego bastante ruidoso que, por lo que puedo llegar a distinguir a nivel auditivo, debe ser de fútbol. El canuto puede esperar, y mis ansias de seguir escuchando semejante conversación, también. Como tiendo inconscientemente a relacionar casi todo con la música, viene a mi mente (“after shaking the thing for a sound”) Sing Me Spanish Techno, de los New Pornographers, puede que sea por el videoclip o por tener que escuchar una misma canción demasiado tiempo seguido (“listenin’ too long to one song”), esa cantinela de reminiscencias machopirulares que sigue ahí generación tras generación, ay, ay…
en tu óxido
nadan mis intestinos:
la nada de lo poco
que queda de simple
respiración intuitiva;
que si un día
bebiste en mí
viviste de ti
contemplaste sin luz
una época de gloria
y hastío
ya nada pervive
en imágenes
ni memorias
colectivas
de sudor ajeno
y caballo propio;
olvida pues tu memoria
y deja que pasen:
ya están agotados
de golpear
con desgana
el pomo fálico
de tu portón
ambidiestro.
ANIMALES CASI DOMÉSTICOS
El ser humano aún no está
al cien por cien domesticado,
piensan desde algunas cúpulas (que así las denominan
por su obtusa animadversión
por la arquitectura poliédrica).
Es por eso que volamos
a sólo un palmo del suelo,
que si ponemos un pie vertical
ya sentimos otra vez la tierra,
cómoda y esquilmada,
confort de agradecimiento,
de aplauso, de sonrisa,
de triunfos contra natura.
Todavía no estamos domesticados, no, porque sigue habiendo humanos en rebelión que continúan sordos al silbido «amable» del amo.
Un poema que no necesita título ya que la sugerente imagen de Sandra (mamabocachancla) es en sí misma título y «abstracción sobre la mujer y la feminidad» La poesía nunca muerde, pero despierta conciencias, mantiene al pueblo alerta….
Abstracciones sobre la mujer y la feminidad 1, Sandra Claret
Lo debes reconocer
ya
de una vez
tienes miedo
de mi
de lo que soy
de lo que puedo ser
de lo que asoma
fuera de los cálculos
de tu mente pacata
de tu necio sentir
de las noches de terror
de sufrimiento
compartido
con rencor
de batallas nunca ganadas
de héroes ignorantes
babeando por medallas
que no son capaces
ni de interpretar:
El aislamiento
lejos del hielo
cerca de una estufa
calor cercano
y mirada sorprendida
acaso esperabas
una ofrenda
más distinta
y recatada
a ésta que hoy
sin columpios en el filo
te ofrezco sin interés?
Alguno sabrá cómo comportarse
alzando su mirada
entre la tímida bestia
que reposa inerte
sobre huesos
antiguos y rotos
sobre nubes de alquitrán
que rezan cada mañana
por la inminente llegada
de un atisbo
de definitiva
y pura
extinción.