
te largaste
me quedé sola
y la muerte no es tu excusa
que con la vida
haces zapping
de un cuerpo a otro
sin corazón
sin sangre
con hambre
y más cuerpos inertes
a tu lado:
alimentando con sobras
tu ausencia de apego;
el alma encerrada
en un botijo
de cerámica
y mi amor por ti
en una esquina
de este maldito mercado
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allí donde hubo
un atisbo de vida
libre y sin membrana
se besan hoy
una grúa
y esta farola
que de otro tiempo
parece haber viajado
para arrebatarnos
música y teatro
libros y risas
suelo firme
y cervezas frías:
un beso al viento
que ya no quedan frentes
en los que luchar
que la intemperie
ha podido
con las ganas
de matar
el espasmo que persevera
en las tardes
de tu ausencia:
no cerramos la puerta
hasta que no la tiran
abajo
a patadas
las coces de antaño
y esos rebuznos
políglotas
que respiran sin saberlo
un miedo asolador
que pervive agazapado
entre los muros
de nuestra memoria…
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A veces me descolocas con tus letras, en el buen sentido de la palabra, y el ritmo que no falte.
Saludos otoñales.
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Es complicado ensamblarlas, no te creas, porque a veces el puzzle se vuelve enrevesado. Yo, que conste, lo intento siempre.
Mucas gracias, y saludos otoñales (y mucho ya) 🙂
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La muñeca me recuerda una canción de Gaby, Fofó y Miliki. Qué triste!
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Ah sí? No recuerdo ahora cuál puede ser… Las muñecas olvidadas dan un poco de miedo, pero hay que rescatarlas…
Un beso
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Mira, no la encontré por ellos pero aquí está la canción.
Besos.
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Ah sí, ya sé… Pues que sea el homenaje a esta muñeca. 🙂
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Pues me he puesto triste, mira tú por dónde.
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En el fondo tiene un poso de tristeza bastante considerable…
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