Viernes, 28 de octubre de 2016
No sé bien qué es lo que sucede este curso que casi todos los viajes en alsa están siendo la mar de aburridos… (¿Todos? ¡No! Que los viernes en el trayecto de regreso de Arriondas a Oviedo siempre ha lugar a la sorpresa.)
Silencio. Total. Hasta llegar a Infiesto. Ahí suben dos polluelos de esos de camiseta justinbieberesca y gorra de las que tratan de ganar diez centímetros de altura hablando a voces. Parece que han fumado algún que otro cigarrillo de la risa a lo largo de la mañana. Llegan al fondo, última fila, y se sientan justo detrás de mí. (Como acto de rebeldía cuarentañera, dejo mi asiento abatido, que se jodan con menos espacio por haberme despertado.) Son estudiantes de algo que se me antoja cercano a la temática de su conversación. Vamos:
– Yo voy con mi chorba a una fiesta de jalogüín, que alquilamos un local entre todos los colegas, y allí mismo me la voy a follar.
– No jodas, tío, ¿pero con todos allí?
– Joder, claro, y si sale una orgía, pues mejor, ¿oíste? Jajajajajajaja.
– Jajajajajajajajajaja, ¡qué cabrón, tío, mazo cabrón! Bah, pero no te va a salir, fijo, que para que salga eso tiene que haber mucho convencimiento, y las chorbas no son como nosotros, que quieren estar de tranquis y románticas con sus novios y no andar coméndose pollas de otros.
– Joder… la verdad ye que no mola la idea de ver a la mi chorba comiéndole ahí la polla a un colega…
(Una señora que iba sentada cerca de nosotros aprovecha la ocasión de una parada y se larga con la cara más que desencajada hacia la parte frontal.)
– ¿Y entonces fuiste al Estilo – mítica discoteca del barrio de Pumarín de Oviedo que suele amenizar las veladas con orquestas varias, con un ambiente de treinta y cinco años para arriba – este fin de?
– Sí, ho, con mi madre, con mi tía Puri y una colega de mi tía… Espera, que te enseño una foto de la pava…
– Joder, está buena, pero mazo de buena, tío… ¿y te la pinchaste?
– ¡No, joder, qué va! Si es que…
– Pues ni lo pienses, tío, que las treintañeras, aún siendo viejas, tienen mucha experiencia, y yo el verano pasado en el pueblo me follé a una que hasta tenía la piel estirada y todo…
– No, bueno… yo si se deja, me la follo.
– Pues claro, ho, no seas gilipollas… ¿Te liaste ya el peta?
– Sí, sí, ho. Ya lo encendemos namás bajar del alsa.
(Miro medio de reojo y veo que se acaban de liar un petardo king size; seguro que los de la mañana en el instituto han sabido a bien poco.)
– ¿Seguimos jugando la partida?
– Espera, tío, que conecte el móvil.
Y allí que se ponen los dos a jugar a un juego bastante ruidoso que, por lo que puedo llegar a distinguir a nivel auditivo, debe ser de fútbol. El canuto puede esperar, y mis ansias de seguir escuchando semejante conversación, también. Como tiendo inconscientemente a relacionar casi todo con la música, viene a mi mente (“after shaking the thing for a sound”) Sing Me Spanish Techno, de los New Pornographers, puede que sea por el videoclip o por tener que escuchar una misma canción demasiado tiempo seguido (“listenin’ too long to one song”), esa cantinela de reminiscencias machopirulares que sigue ahí generación tras generación, ay, ay…
Now, sing me Spanish techno, please…