de cuando lo nuevo dejó de ser nuevo para convertirse casi en antiguo:
porque nadie le habló aquella mañana
y ella solo había bajado al supermercado
a comprar un cuarto de pan
y un par de doradas
que había visto en el folleto la noche anterior:
que estaban de oferta
dos por cinco euros
(las congelaría nada más regresar a casa
porque su hija mayor
le había hablado del anisakis
y le había entrado un miedo atroz
a intoxicarse con aquel parásito tan asqueroso)
olvidó la bolsa en casa
una que le había dado su vecina Engracia
muy bonita y alegre
llena de flores de colores y también muy espaciosa
y ahora tendría que gastar tres céntimos más
en la caja para comprar una de las pequeñas
qué se le iba a hacer!
y es que la gente discutía más o menos amistosamente
sobre política y sus representantes
que tocaba elegirlos de nuevo dentro de algunas semanas
para que la vida en este país siguiese su curso
y aunque ella poco entendía de todo aquello
sí que sabía a quiénes no iba a votar jamás:
a esos hombres airados que despertaban en sus entrañas
aquel pánico terrible de sus años jóvenes
de cuando “su Ramón” ordenaba y mandaba en casa
quedando para ella la posibilidad de
alguna que otra vez
escoger unos zapatos bonitos
en la zapatería de la plaza
que había un viajante de Vigo
muy guapo y con una sonrisa de esas de las de todos los dientes
escasas por aquel entonces
que traía al pueblo «la última moda de París pero hecha en Galicia»
y como el banquero don Basilio
se hacía el sueco y a veces le dejaba sacar algo de dinero
de la cuenta corriente a espaldas de Ramón
algún par de aquellos elegantes zapatos sí que iba cayendo
no
no
no
a esos no los votaría jamás
y no sigue siendo no
«el doce!» grita el pescadero
«yo!» se apresura ella a responder
casi con alegría y una sonrisa brutalmente honesta
y con las dos doradas bien limpias
llega a casa
y las mete directamente en el congelador;
tres días más tarde
a eso de las doce menos cuarto
enciende el horno para que vaya calentando
a ciento ochenta grados centígrados
y luego saca el mandil más nuevo de un cajón
porque va a cocinar como solía hacer antes
porque este ocho de marzo
su hija Rosario viene a casa a comer con ella
porque hoy está en huelga
y tras una buena sobremesa con café y algún que otro cigarrillo
irán a manifestarse a la plaza del pueblo
juntas
del brazo
con zapatos nuevos
aunque ahora
lamentablemente
casi toda la moda de París
ya no viene de Vigo o de Coruña
porque en la lejana China
cosen y pegan muchísimo más barato.
Welcome back in the New Year, my friend 🙂 I hope 2019 is great for you!
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I hope so, my dear friend Christy, and wish the same to you!! Glad to see you here (and a real pleasure reading your excellent posts)
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So nice 😀 Thanks!
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