SLEEPLESS IN CACABELOS

con diez kilos de sólida pena

que afligen sin pesar

a seres ocultos

diste diez vueltas a mi alrededor

sin pararte siquiera a contemplar

que en realidad

estabas rodeando el lado oculto

de tu mismo ser:

sombra repugnante y maloliente

sutil decepción de ambidiestros amantes

cauterizados por el agua oxigenada

de los tintes heterodoxos

del tiempo y su misma causa

 

perdida ya la fe,

ni esperanza

ni cha cha cha

ni su puta madre

empastillada hasta los tuétanos

de variedades farmacéuticas

aprobadas por sanitarios

ilustres, sabios:

batas blancas como banderas

sin ojetes rojos

que de Japón parecieran

su mismísima bandera

formicarius

¡y viniste a mí aquel día

a pedirme el mar y la sal!

y yo, sin quererlo, enumeré

océanos, uno

tras otro

hasta que la espuma de una ola

que en el Mar de Bering

parecía pedirme a gritos

que la montara sin piedad

 

y ni conducir sé,

bestiario inimaginable

de volantes recios

con pundonor de vueltas perfectas

a circuitos sedantemente sinuosos…

¡Vroooom!

 

está claro, así no podía seguir:

y con el hacha de partir la leña

le corté las uñas a tus demonios

pero se los han vuelto a morder

y he malgastado mi dinero

en litros y más litros

de inútil… Mordex

picante

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