VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE XLIII (SING THEM SPANISH TECHNO)

Viernes, 28 de octubre de 2016

No sé bien qué es lo que sucede este curso que casi todos los viajes en alsa están siendo la mar de aburridos… (¿Todos? ¡No! Que los viernes en el trayecto de regreso de Arriondas a Oviedo siempre ha lugar a la sorpresa.)

Silencio. Total. Hasta llegar a Infiesto. Ahí suben dos polluelos de esos de camiseta justinbieberesca y gorra de las que tratan de ganar diez centímetros de altura hablando a voces. Parece que han fumado algún que otro cigarrillo de la risa a lo largo de la mañana. Llegan al fondo, última fila, y se sientan justo detrás de mí. (Como acto de rebeldía cuarentañera, dejo mi asiento abatido, que se jodan con menos espacio por haberme despertado.) Son estudiantes de algo que se me antoja cercano a la temática de su conversación. Vamos:

– Yo voy con mi chorba a una fiesta de jalogüín, que alquilamos un local entre todos los colegas, y allí mismo me la voy a follar.

– No jodas, tío, ¿pero con todos allí?

– Joder, claro, y si sale una orgía, pues mejor, ¿oíste? Jajajajajajaja.

– Jajajajajajajajajaja, ¡qué cabrón, tío, mazo cabrón! Bah, pero no te va a salir, fijo, que para que salga eso tiene que haber mucho convencimiento, y las chorbas no son como nosotros, que quieren estar de tranquis y románticas con sus novios y no andar coméndose pollas de otros.

– Joder… la verdad ye que no mola la idea de ver a la mi chorba comiéndole ahí la polla a un colega…

(Una señora que iba sentada cerca de nosotros aprovecha la ocasión de una parada y se larga con la cara más que desencajada hacia la parte frontal.)

– ¿Y entonces fuiste al Estilo – mítica discoteca del barrio de Pumarín de Oviedo que suele amenizar las veladas con orquestas varias, con un ambiente de treinta y cinco años para arriba – este fin de?

– Sí, ho, con mi madre, con mi tía Puri y una colega de mi tía… Espera, que te enseño una foto de la pava…

– Joder, está buena, pero mazo de buena, tío… ¿y te la pinchaste?

– ¡No, joder, qué va! Si es que…

– Pues ni lo pienses, tío, que las treintañeras, aún siendo viejas, tienen mucha experiencia, y yo el verano pasado en el pueblo me follé a una que hasta tenía la piel estirada y todo…

– No, bueno… yo si se deja, me la follo.

– Pues claro, ho, no seas gilipollas… ¿Te liaste ya el peta?

– Sí, sí, ho. Ya lo encendemos namás bajar del alsa.

(Miro medio de reojo y veo que se acaban de liar un petardo king size; seguro que los de la mañana en el instituto han sabido a bien poco.)

– ¿Seguimos jugando la partida?

– Espera, tío, que conecte el móvil.

Y allí que se ponen los dos a jugar a un juego bastante ruidoso que, por lo que puedo llegar a distinguir a nivel auditivo, debe ser de fútbol. El canuto puede esperar, y mis ansias de seguir escuchando semejante conversación, también. Como tiendo inconscientemente a relacionar casi todo con la música, viene a mi mente (“after shaking the thing for a sound”) Sing Me Spanish Techno, de los New Pornographers, puede que sea por el videoclip o por tener que escuchar una misma canción demasiado tiempo seguido (“listenin’ too long to one song”), esa cantinela de reminiscencias machopirulares que sigue ahí generación tras generación, ay, ay…

Now, sing me Spanish techno, please…

VIAJES AL FONDO DEL ALSA – LAS MICROAVENTURAS DE INDALECIO, EL CONDUCTOR – PARTE IX -MIRÍADA DE POLITÓLOGOS

Domingo 14 de febrero de 2016

Indalecio lee por tercera vez en la prensa del día, esa maldita manía suya de leer más allá de los titulares, la palabra miríada. “¡Su puta madre, panda de pijos pretenciosos!”, se dice a sí mismo antes de dar el último trago al segundo café solo de la mañana.

“De entre esa miríada de palillos, voy a escoger uno para luego hurgar azaroso entre mis sucios dientes”, comenta al aire, en voz baja, esbozando una sonrisa cómplice de su propia autoindulgencia…

La televisión, de fondo, emite una frase: “es tiempo de politólogos…”, dice una periodista con cara de interesante estreñimiento. “¡Oh, no, cagondiós ya!”, brama Indalecio, “hasta los putos cojones. Eso se merece un poema.”

Es tiempo de politólogos

Pasillos en fuga

rimbombantes al eco

de palabras desde la máquina.

“Es tiempo de politólogos”

nos cuenta ella

y yo, echo a pensar

si serán analizados

los pájaros que vuelan

y los que no;

los que migran

y los sedentarios;

todos los estorninos al unísono

o los ñandús solitarios.

Sí que me queda muy claro,

de clarinete barítono,

que nunca se dará profundo

ese hecho antaño extasiado,

aquél que nos decía eso de

‘pájaro que vuela,

a la cazuela’

Aquí los pájaros vuelan, sí,

y libres seguirán volando

porque desde nuestros asientos

dejamos que hagan,

que sigan haciendo,

nidos de barro

extraídos con sus picos

de nuestros cansinos tuétanos.

HABITUACIÓN, CUAL CEBOLLA RECIÉN PICADA – PARTE I

He bajado hasta el sótano de mi existencia y me he encontrado con esto, una serie de poemas de 1997, que ahí os van, por partes. Hoy la primera.

I.

Hiere la pasión inerte de la fuga no conseguida.

Sufren mis vísceras,

mi roja cuenca hidrográfica interna

me avisa del peligro de tu ausencia.

¡Pam, pam! ¡Pam, pam!

Sístole y diástole; acústica del desenfreno.

Infierno de los consentidos.

Yo no sé cuándo voy a morir,

pero él sí…

¡A tomar por culo!

Ya no quiero más poesía.

No quiero enredarme entre las intrincadas redes del léxico,

entre palabras y más palabras,

siempre tan inútiles,

siempre tan opacas, tan frágiles y vanas;

nunca luz del reflejo de mi auténtica competencia comunicativa.

Debo aprender a ser más pragmático,

abandonarme al dictado del rifle automático de mi pasión.

Dentro de algún tiempo,

entre la indefinición de lo improbable

y la catarsis autóctona de la sorpresa,

tan sólo tendré flores que comer.

No necesitaré más bufanda

que proteja mi quebradiza garganta.

No necesitaré tus besos, ni tus disculpas,

ni el sabor amargo de tu sexo.

Se acabarán todas las películas, todas las novelas del mundo,

el tiempo, sus límites, el norte, el sur…

Africa, el hambre, el poder y todas sus rémoras,

adictas impolutas al fracaso imantado de las repúblicas.

Ahora que lo pienso fríamente,

no sé por qué estoy perdiendo el tiempo

entre estas líneas desesperadas.

Mejor busco dentro de la inmundicia que anida en mi cerebro

un pensamiento positivo, y regreso en breve.