EL NAZI REDIMIDO / ANIMALES HERVÍBOROS – PARTE II

20170203_150855Con el fósil de tu memoria

me masturbé

ochenta y ocho veces:

una vez a punto

de adentrarme

en la número

ochenta y nueve,

me di cuenta

de la realidad:

bajé despacio

mi brazo derecho;

tu encanto anterior

no era ya más

que pura arqueología.

y sigo queriendo, sí
habitar en la mansión
de los animales herbívoros,
alimentarme solo de hierba
y llenar el prado de mierda,
no sentir la lluvia
ni el frio;
alejarme de la historia,
escupir en los días
sin esconderme en el tiempo
y que mi humo
se acabe confundiendo
con esta niebla tan densa;
quiero recitar mis poemas
a burros y caballos,
a burras y yeguas,
que admiran mi palabra
sin apenas dejar de masticar
su total
y cuadrúpeda
indiferencia.

AGUJERO SOBRE ARENAS MOVEDIZAS

puebla-de-aguilardesde este agujero
el tiempo
y la vida
se muestran
inversamente proporcionales
a la rotación
cansina
de la misma tierra:
¿no los veis?
son los ancestros
que nos escupen
airados
desde un más allá
oculto por enjambres
de nubes clónicas
y aburridas;
sois unos hijos
de puta
nos gritan
y nosotros
pasamos de largo
sin disponernos
siquiera a acercar
nuestros ojos
ya viejos
y doloridos
al vacío eterno
al que nos invita
este puto agujero

ies-monte-narancoel momento:
tus aficiones
no son más
que su supervivencia;
quizá sea la genética
que nos obliga
a ser y palidecer
sobre aceras secas
quietas;
ya nadie se acuerda
de las arenas movedizas:
ningún héroe de antaño
cae atrapado en ellas
y en este aire
en el que respirar
aburrimiento externo
me hablan ahora
desde la lejanía
(de otro CD más del método)
de los jardineros guerrilleros
y yo pienso:
tus aficiones
tan sólo suponen
su mera supervivencia
porque las arenas movedizas
ya no existen
y las aventuras
las pagan quienes pueden
no quienes se las trabajan