EL SEÑOR COCRETA Y EL NUEVO ORDEN MUNDIAL: DOS POEMAS

Se dio a conocer como El Poeta Patético. Unos meses más tarde, tras indagar en los mundos del postureo poético cambió su nombre a Patético Poetry, porque sin un buen «poetry» detrás, por mucha frase de mierda que escribas, nadie te va a hacer caso. Pero los tiempos evolucionan, cambian a toda hostia, y ha decidido, tras un elaborado proceso místico de introspección en busca de los chakras poéticos, adoptar una denominación definitiva: EL SEÑOR COCRETA, que vino al norte huyendo de la Meseta (Y no, noes «Pickle Rick», aunque se parezca muchísimo). Ha participado en algún recital online en Instagram durante el confinamiento, en Histeria, micro abierto y ahora nos trae estos dos poemas que evocan tiempos pasados desde una nostalgia contenida en anuncios pretéritos, y también la situación actual a la que las Fuerzas del Mal nos quieren someter. Ahí van:

AQUELLOS ANUNCIOS DE LA TELE

recuerdo ahora los anuncios de mi infancia:

henos aquí los de Pravia

Farala fue chica nueva en la oficina

ya se ha jubilado y vive en Filipinas;

aquel negrito del África tropical

que cultivando cantaba la canción del Cola Cao

se levantó en armas contra la patronal

y ahora solo toma café

de Colombia, del de Juan Valdés;

hasta que aquellas camisas Ike llegaron

y nos contaron que volvían las rayas

y es que tras un buen copazo de Soberano que es cosa de hombres

no hay nada mejor

y acompañarlo de La Española

que es una aceituna como ninguna;

las muñecas de Famosa

que andan por la franja de Gaza

ya deben estar llegando al portal

y el chisus en el pesebre

sonríe porque está alegre

(le han regalado una camisa Ike por Navidad

y él siempre vuelve, vuelve a casa por Navidad);

los cuerpos Danone

el algodón no engaña

ahora se llama Don Limpio…

y hablando de este último,

en mi casa siempre compraban la colonia

Lavanda inglesa de GAL

aunque a mí me gustaba mucho más la de Fa

el frescor salvaje de los limones del Caribe

por el anuncio de la tele,

el de da primera teta, Fa, Fa, far away…

En fin, que siempre me extrañó aquello de “inglesa”

Lavanda inglesa

porque pensaba que eran gente mucho española

que dejaba su aroma, llámalo X,

por los territorios norteños del País Vasco.

Lavanda inglesa… española de GAL…

casi como el champú Johnson,

tan suave que puedes usarlo todos los días.

“enviaremos un hombre a Marte

otro al Aconcagua

y otro al fondo del océano”

“¿y podrán?”

“¡los Madelman lo pueden todo!”

“¡cuántas geypermaneras de jugar conoces ya?”

“muchas, porque mi Geyperman adopta todas las posturas”

ay, que tiempos, qué maravilla de anuncios…

“todas las posturas”, igual qué aquella banda, la del Señor X,

Y es que, “en el mundo de los gatos, Isidoro es el amo”

“por el cambio”

 

 

CONSPARANOIA

por si no todavía lo sabéis:

Los Beatles jamás existieron

por qué Paul iba descalzo en Abbery Road? Eh?

pero, vamos, Finlandia tampoco existe

y Jari Litmanen en realidad jugaba con Suecia;

Siri puede predecir el apocalipsis

y si te tomas dos carajillos y te metes dos rayas

además contribuyes bien a levantar España.

Avril Lavigne murió en 2003

y la suplanta una tal Melissa Vandella:

el sk8ter boy es hoy un bróker que vota a Trump

y que grita “all lives matter!”

la tierra es plana y está hueca

si vas todo recto llegas hasta La Meca;

JK Rowling no existe

porque Nicholas Cage le chupó toda la sangre

en un baño mixto allá por 1985

porque no es más que un vampiro de 150 y pico años

y ella tampoco escribe nada, que son otros.

 

menos mal que tenemos a Miguel Bosé

que nos lo explica todo con precisión:

Linda, beso de aire puro

Super Superman donyuanderstanailofyu…

de hecho, yo no escribo esto

es un nanobot que me han implantado

en la vacuna contra el Covid-19:

un “chis” que se han inventado

las fuerzas oscuras del mal

que quieren controlarnos con un “chis”

y me pregunto ahora asombrado,

si hacen las vacunas con fetos abortados,

qué van a dejar de comer a los comunistas bolivarianos?

 

el planeta está electrificado

y el 5G riega nuestras plantas:

poneos ya vuestros gorritos de papel de aluminio

porque se va a terminar pronto su dominio

seremos magufos buscando balcones libres en Magaluf

fiesta magalufa sin un amanecer bilderberg a la vista: balconing universal

porque, claro, si la tierra es plana,

cómo hostias va a amanecer si no es poco!?

 

y ahora ya sí que ha comenzado la Eugenesia

que Bill Gates pretendía:

estoy lleno de polvo inteligente

(en realidad, siempre lo he estado)

y me aparto sin mascarilla del resto de la gente

que no son más que masones desinformados.

VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE XXX (MIRROR, MIRROR, I CALL SHOTGUN!)

Esta mañana llegué pronto al lugar de encuentro con mis compañeras. “Shotgun!*”, grité yo para mis adentros, y me senté en el asiento del copiloto. Otras veces me gusta más ir detrás, a mi aire, con mis pensamientos, dejándome llevar por el sopor que me produce el traqueteo del coche. Pocos viajes al fondo del alsa he hecho a lo largo y ancho de este curso académico, es cierto. He ahí el motivo de mi contenida emoción al ver hoy ese autocar conducido por la misma persona que lleva haciendo esa misma ruta al menos cuatro años. 2015-01-27 09.42.58-1Lo miro sonriente a través del espejo retrovisor derecho del coche de mi compañera, saludo tímidamente, así con un gesto de mano bastante gilipollas, siendo consciente del hecho irrefutable que nos explica que los objetos ahí reflejados pueden estar más cerca de lo que pueda parecer, y sin recibir contestación alguna. También soy consciente de que todo lo que estoy observando en esa pantallita está detrás de nosotros. Hasta ahí casi llego yo solito incluso.

Viajando ahora hacia ese punto difuso y lejano que alcanza mi memoria a recordar, sé que siempre he tenido cierto miedo a los espejos. El del armario de mi habitación, que me devolvía geyperman-barbudola imagen de aquel Geyperman barbudo cada noche cuando pasaba un coche y sus luces recorrían la estancia atravesando hijas de puta los resquicios de la persiana, la cortina también, y llegando al fin hasta la mesa, donde aquel hombre de acción (con un atuendo un poco raro ya que mi abuela le hacía casi toda la ropa para así ahorrarnos dinero en nueva equipación; jerseys de lana, pantalones de tergal; terrible) se adhería al espejo con su gesto tan serio y me miraba como diciéndome «no te duermas, que si no acabo con tu vida en un momento». La cabeza bajo las sábanas; la respiración entrecortada. Media vuelta y a intentar conciliar el sueño tramando una buena venganza. Sí, al final le rompí el Turbocopter al muy cabrón.

Años más tarde, me contaron la historia de Bloody Mary y yo, que si soy más bobo nazco ya con el traje de Spiderman puesto, pues voy y lo hago una noche. “Bloody Mary. Bloody Mary. Bloody Mary”, dije las tres veces de rigor frente al espejo del baño impostando la voz del Doctor Jiménez del Oso. Me doy la vuelta y… “¡Cagondióss bendito, vete pa la cama de una puta vez!”, mi padre, al que creía ya profundamente dormido (hasta había escuchado dos de esos ronquidos suyos tan característicos, “¡JRRRUOOMM! ¡JRRAAAAUMMSCH!”), que tenía que madrugar mucho y no estaba por la labor de consentir mamarrachadas de adolescente en plena época de amor-reverencial-por-lo-misterioso. Efectivamente, ese verano, el de 1984, nos pasó de todo: vimos ovnis, hicimos psicofonías en el cementerio una noche de luna llenacementerio2 (“cacofonías” como las llamaba Ramonín; los demás, muy listillos que nos creíamos ya y tal, le tomábamos el pelo con aserciones del tipo “fui a Bélgica y Italia” o “no sé si coger éste o otro”. Él, que ya no había ni ido al instituto, nos miraba con lástima diciéndonos con esos ojillos suyos, “pero cómo se puede ser tan gilipollas”). No llegamos a grabar nada que pudiese pertenecer a inframundo alguno, tan sólo una retahíla de pedos y eructos digna de Bluto en “Desmadre a la Americana”, la película de John Landis, uno de nuestros referentes más socorridos por aquella época.Animal-House-21

Por eso me venía fijando con extrema atención en la imagen en el espejo retrovisor de ese alsa en movimiento. “¡Qué raro?”, pienso casi llegando a Arriondas, “¿dónde está ese paisano tan serio que siempre se sentaba en el asiento al lado del pasillo en la primera fila de la izquierda?” Porque siempre iba ahí, con su bolsa del tentempié bajo el asiento, tieso como una vela, sin apenas girar el cuello más de lo necesario, sin hablar con nadie ni saludar a persona alguna. Sin ningún atisbo de nerviosismo, ilusión o fastidio al ir acercándose a su parada. Sólo se incorporaba una vez que el conductor acababa la maniobra de estacionamiento en su parada, la del Hospital del Oriente de Asturias en Arriondas. Un único movimiento muy certero, sin apoyar siquiera una mano como mera ayuda en el acto de incorporación. Era como un pequeño salto imperceptible. ¡Zum! Y arriba, la vertical completa. “Igual es que se murió en este tiempo que ya no voy en alsa”, pensé con un poco de tristeza. Craso error. El alsa nos adelanta poco antes del desvío a la derecha que nos lleva al centro de Arriondas. Luego hace su correspondiente parada frente al hospital. Me fijo con toda la concentración a la que la poca luz de la mañana nublada me permite llegar. ¡Hostias, ahí estaba el tío, sentado donde siempre! ¡La madre que lo parió! ¿Cómo es posible? Ahora baja del autocar tan parsimonioso como de costumbre, recto, erguido, mirando al frente como si la vida que le rodea fuese tan sólo un plano de una película ajena a él. Amago con un balbuceo casi imperceptible un principio de conversación con mis compañeras para contarles el descubrimiento que acabo de hacer, pero de vuelta a su realidad, me doy cuenta que no viene al caso, que están de risas comentando historias varias del instituto en el que trabajamos.

Ay, los espejos, los putos espejos… Casi se me olvidaba un hecho fundamental de su funcionamiento específico: los vampiros jamás se reflejan en ellos.

shotgun1 * En inglés cuando varias personas van a viajar en el mismo coche, la que grita la palabra “shotgun” es la que tiene derecho al asiento al lado del conductor, el del copiloto. Son las normas, no las he inventado yo.