Alguien habló un día con no sé quién que conocía a no sé que otra persona que tenía un amigo que iba mucho por un bar de Oviedo que organizaba sesiones poéticas, también conocidas como jams o timbas. Ese alguien conocía al Poeta Patético. “Oye, ¿y por qué no te animas este jueves y te acercas a ese local, que hay sesión de micro abierto?” Y allí encaminó sus pasos el Poeta Patético el pasado jueves tras un copioso y tardío menú del día en el barrio, de ésos de siete euros y sopera llena de fabada (no de les meyores fabes, por supuesto) que dé para llenar casi cuatro platos a rebosar también de morcilla, lacón, chorizo y panceta, un pequeño imperio en el lado oscuro de la grasa. No pudo con el cuarto, que todavía faltaba el segundo plato: carrilleras guisadas con la de dios de patatas fritas y un pimiento triste adosado sin piedad al que nadie nunca hace ni puto caso. Plato limpio tras untar el quinto trozo de pan. De postre, tarta de la abuela, una buena ración, de las de paisano. Dos cafés con coñac y seis sol y sombra. No puede haber mejor calentamiento para una sesión de poesía, sin duda alguna. El camino desde el barrio hacia el Antiguo le sirvió para ir desalojando algo de metano de su cuerpo, aunque había reservas en su aparato digestivo para unas cuantas horas.
– Buenas, ponme una Mahou… Vengo a recitar, ¿hay que apuntarse o algo o ya salimos por libre?
– Espera, ho, que ya te apunto yo. Dos poemas por persona, que hoy hay mucha peña. Soy Chema – dice mientras estira el brazo esperando recibir un apretón de manos por pura reciprocidad. No es así. El Poéta Patético ya se ha aferrado a su mahou y no puede ver más allá de su alcohólica sed.
– Apunta ahí, El Poeta Patético.
– Joder, ¿así, como suena?
– Sí, claro, ¿cómo cojones quieres que suene?
Y ahí está ahora nuestro rapsoda sujetando su cuarta Mahou, aguantando estoicamente letanías que ni escucha, palabras y rimas que hablan… ni puta idea tiene él de lo que hablan, que a él no le gusta esa mierda de la poesía. Puaj. Otro trago más.
– Y ahora tenemos un nuevo poeta en esta timba. UN FUERTE APLAUSO PARA… ¡EL POETA PATÉTICO!
(El resto no es más que una transcripción literal de lo que aconteció acto seguido el jueves pasado en un local del Antiguo de Oviedo que se dedica a organizar sesiones como ésta.)
Eeeeeh, a ver… que yo estoy aquí básicamente para tomar cerveza, como diría Bukowski, y eso que a mí Bukowski me la pela, me la puede chupar doblada, el puto cabronazo… Os podéis largar a ver un partido de fútbol si os da la gana, los tíos, digo, que si alguna se queda y quiere follar luego, no tiene más que decírmelo… Eeeeeh… Bueno voy con un poema… Perdón, ufffff, es que fueron tres platos de fabada para comer, y siempre mejor fuera que dentro, ¿no? Va:
Tu boca sabía a ajo
y tu saliva pegajosa
se pegaba en mi barba,
pero yo te amaba
no como tu novio
ese imbécil sin cerebro
tan lleno de caspa
como vacío de ideas.
No me gusta el sabor a ajo
y por eso me fui
porque tras la tercera arcada
preferí echar la pota en la calle
a llenarte entera la boca
de callos con garbanzos:
eso sí que es amor,
cercanía glotona
y una más que romántica
halitosis compulsiva.
Y bueno, eso… que, a ver, que lo de poeta patético es muy sencillo, como bien acabáis de comprobar. Yo reconozco mi patetismo, pero vosotros no, que os creéis portadores de no sé qué mierdas… en fin, que a veces me da por leer poesía, y puedo citar al gilipollas del Rimbaud (Rimbaud, Rimbaud la la, Rimbaud, Rimbaud la la, el paraíso puede estar en Trinidad… ) – esto último cantado con la música del Koumbó de Georgie Dann – o uno que me recomendó una amiga hace tiempo, un tal Casanova, uno canario que palmó con 19 años hace ya una pila de años, que seguro que se suicidó, el puto imbécil… mierda de mártires malditos… En fin, que tengo que recitar otro poema, y dice así:
El cadáver bonito
para tu puta madre
que yo quiero
llevar mi cuerpo y mi vida
hasta los límites de la más sucia
fealdad que jamás podáis imaginar
y ya no lavaré más mis dientes
nunca traicionaré
a ninguno de mis hermosos pelos
volaré a cualquier parte
y desde el tren de aterrizaje
os mearé con destreza
mientras hago esfuerzos
por sacarlo de mi:
mi octavo pasajero
que, como decía Paco,
el camionero de mi pueblo:
la meada sin un pedo
es como la fiesta sin gaitero.
Hala, y ya, a tomar por culo… ¡Chema, ponme otra Mahou!
En el fondo, prefiero ser como el poeta patético antes que uno de esos poetas petulantes que tanto se estilan por los recitales.
Un abrazo y feliz fin de semana.
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Vamos, y yo, ni lo dudes… La sinceridad visceral del poeta patético es muy necesaria.
Abrazos y que el fin de semana te sea propicio a ti también.
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‘Anda’… así habló el poeta Aute. Buen finde.
(https://www.youtube.com/watch?v=oVXg9mTzFI0)
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Aute es grande.
Buen fin de semana para ti también
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¡Copón, copín y copete!
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¡Cojón, cojín y (c)ojete! 😉
Y así andamos, Johan.
Un abrazo.
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Me gusta más esa versión.
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Como la vida misma. Jajaja!!, aunque un tanto escatológica! Menudo resacón!!
Un saludo
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El Poeta Patético no sabe qué es eso de la escatología, porque para él es la vida misma…
Un abrazo, María.
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Yo, mientras la pota vaya a echarla, donde no pueda verla… En los poemas prefiero a las zorras malhabladas que a las señoritas remilgadas
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La pota siempre en privado, faltaría más… Yo también prefiero al primer grupo, sin duda alguna.
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Y a ti? Te gustan las fabes?
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Me encantan. Soy muy fan.
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Hace unos días prepare unas fabes que me traje de tu tierra, que hubiera llorado
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Hasta desagradable eres bueno…
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Pero si no soy yo, es el Poeta Patético, que habla por su propia boca 😉
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Claro, claro… ¿De qué era la tarta?
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De zanahoria, que está muy rica 😉
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Mmm…
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No se ha salvado ni Bukowski jaja Gracias por las risas, saludos
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El Poeta Patético o deja títere con cabeza, eso lo tiene claro, jejejeje
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Vaya espectáculo! Demasiado esperpéntico para mi gusto. Ni la petulancia de unos, ni la verborrea del otro. Un saludo! 🙂
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Eso es, el camino intermedio… pero este poeta no busca congratularse con nada, sólo decir lo que le dé la real gana.
Un beso.
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Jajaja Pero muy bien descrito, he tenido la sensación de estar en ese bar… Feliz finde
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Es un bar estupendo, muy familiar, ideal para sesiones de poesía…
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José, que me has matao… No sabía que la fabada causaba esos entuertos. Mira que siempre he dicho que si algún día visito la Madre Patria me voy a dar un atracón de fabada… Ahora, como que me estoy arrepintiendo. El Poeta Patético está requete pasao. Su poesía es muy estilizada… Jajajaja!!!
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Cuidadín con la fabada, que tiene efectos secundarios 😉
El Poeta Patético sobrevive como puede a la poesía; es muy particular él.
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Ah, pues creo que no me la voy a comer, no quiero efectos secundarios cuando esté por allá. Me encanta el Poeta Patético.
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Eso es imposible, venir a Asturias y no probar la fabada es como ir a Italia y no probar la pasta… No te va a quedar mñs remedio 🙂
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Jajajajaja… Entonces tendré que someterme a las consecuencias o llevar Gas X.
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jajajaaaaaaaa, siendo sincera, hasta me ha dado un pelín de asco. Jajajajajaaaaa
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Es que lo da, sin duda. Es bastante repulsivo en las distancias cortas… (y en las largas también, para qué negarlo.) 😉
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