23 de septiembre de 2016
Como bien señaló Nayar al día siguiente: «éramos cuatro gatos y un pájaro». Sí, un gorrión que se había colado en la Casa de Cultura de Cangas de Onís y que se encargó en más de un poema de los efectos de sonido. Doce poemas recitados por cada uno: Nayar Crespo y José Yebra (yo mismo), nueve propios y tres ajenos. (En el origen, íbamos a ser tres poetas recitando, pero a Laura Junco se le hizo imposible la asistencia).
Nayar homenajeó a su hermano, Alberto Claver, a Pablo Benavente y a Ignatius Farray y su épica Oda a Donald Trump.
Por mi parte, ante la ausencia final de Laura, me decidí por tres mujeres, tres poetas que admiro: Maya Angelou, Alejandra Pizarnik y Carol Ann Duffy. Ya está bien, dejémonos ya de sobrevolar la mera divagación y vayamos con LA POESÍA:
Veintiún Gramos
«She might think I’ve forgotten her
don’t tell Her It isn’t so»
Bob Dylan
Habíamos vendido
Lo que nos quedaba de alma.
Simplemente para no dejarles nada
A nuestros demonios.
Porque
¿Qué cojones sabrán ellos de perdiciones,
Si no te han mirado a los ojos desde tu regazo?
¿Qué sabrán ellos de perdiciones
Si no han visto
Ese moño que te pones
dejando a la vista
Las tres pecas que,
como un semáforo apagado,
me piden extrema precaución
en tu cuello?
Pero pasó lo inevitable, y
Por disfrutar tanto
De nuestras perdiciones
Lo dimos todo por perdido.
Habíamos llegado a ese punto
en el que
Nos habíamos puesto tanto en peligro
Que ya no sabíamos si era
Desprecio por la vida
O aprecio por la muerte.
de Nayar Crespo

«No, no es un poema dedicado a Albert Rivera»
galiciana
“Galiciana”, me llamaba
mientras me sonreía
entre dientes deslumbrantes.
“Mi Galiciana bella”, me decía
mientras sus dedos descubrían en mí
rincones orgásmicamente desconocidos
hasta aquel entonces.
“Lo siento, Galiciana mía”, balbuceaba
entre sollozos
dos horas después de aquella,
su primera hostia,
inesperada,
llena de odio y desprecio;
“educativa”, así la definió
mi madre,
acostumbrada desde los veinte años
a estos violentos menesteres.
“Pero… Galiciana, mi amor, no, no,
NOOOOOO”, gritó
desde el abismo
de un pánico desubicado
nada más sentir
el limpio corte que propiné
en su polla y sus cojones
con las tijeras de podar la viña
mientras dormía la siesta,
como de costumbre.
Le miré a los ojos
muy fijamente
y sin pronunciar palabra alguna,
y me fui de allí feliz.
El juez dijo
que habían sido también
setenta y seis golpes en la cabeza
con esas mismas tijeras
de podar:
ni ramas de mencía,
ni de godello,
allí estaban las pobres
en una bolsa de plástico translúcido
como prueba del delito…
¿Qué delito?
Dieciséis años y un día.
“Muchas gracias”, señalé
a modo de despedida.
Casi dos años ya llevo aquí
y no estoy mal, la verdad.
Mi amiga Luci,
muy peliculera ella,
me dijo: “Todo esto te pasa
porque lo flipaste en colores
con ‘Orange is the New Black’”
Y yo me río
porque sé que no es cierto,
que esto me pasa
por haber seguido
el maldito “ejemplo” de mi puta madre.
Y me va bien,
no os voy a engañar.
Ya no soy Galiciana,
soy Lourdes, la Gallega,
y mi novia llega con sus dedos,
con su lengua,
a lugares de mi propio ser
que ni sabía
que existían.
de Jose Yebra
En fin, que sólo me queda decir que…
«El mundo necesita poesía.
El mundo necesita
sugerencia y abstracción.
Necesita caricias de canela,
vino tinto
y marihuana.»
«El Mundo Necesita Poesía» – de Suso Sudón
Y ahora ya os dejo por hoy, y con una alegre cancioncilla, y aprovechando que llevaba puesta una camiseta de los Sleaford Mods, ahí os va ésta que os preste: (estamos hablando de poesía, ¿no?)
«I’ve got called an anarchist
That’s for the middle class trainspotters
I don’t want my dog on a string
That’s gonna hurt the thing»