LA REPÚBLICA DE LOS MALDITOS

Cacabelos monolito repúblicaque me cuentas
que reabre heridas
y yo pienso
me pregunto:
¿qué herida se vuelve a abrir
si ninguna
se había cerrado
aún?
hombre/mujer
no regresas a casa
que los hornos
alzan altivos
sus humos negros:
huesos que arden
fosas nasales
llenas de tierra
y en el bolsillo interior
de tu chaqueta
una cartera
y dentro de ella una foto:
la que acompañará
tu soledad eterna
codo con codo
sangre por sangre
al lado de tus camaradas:
no pudiste matar conejos
tampoco fascistas… al grano:
la herida
sigue abierta
y respirando:
ahora deja que rinda honor
a mis muertos
que los tuyos
ya han tenido
muchos más honores
de los que jamás
hubieran merecido:
¿o acaso es tuya
toda la puta mercromina? 

La pera y yoyo sí soy un poeta maldito:
madrugo como un cabrón,
me ducho
(soy limpio
porque soy un poeta maldito)
preparo el desayuno
para mi mujer
y para mis hijos:
maldito,
ya casi de culto,
oliendo a café
salgo de casa
y voy a trabajar, sí,
enseñó inglés
porque soy maldito,
chamán de ese papanatismo
RAEliano
anglicismo a balazo limpio ante el ademán:
tan maldito
que me como el pincho
a eso de las once y pico
con mirada perdida
pensando desde esa pose tan intelectual
en la lista de la compra,
y me meto una pastilla
porque me duele la espalda,
maldita,
lordosis lumbar
es el diagnóstico,
maldito e infinito:
ya casi no bebo
y nunca me drogo
porque soy maldito:
por las noches no salgo,
sólo duermo
y sueño con series,
con películas malditas
y ya despierto otra vez
con el guión aprendido
para un día virgen,
tan maldito como el previo:
y el espejo me envía
una sonrisa de cara lavada:
porque soy un poeta maldito
y embadurnado por el fango
de mi querido malditismo
me recorro entero
y luego
los despierto:
arriba,
y les grito suave:
soy maldito, mi gente,
porque soy feliz.