Las cerezas de Cacabelos siguen su ciclo, y los dos hermanos continúan con su reencuentro.
III.
– Antonio…¡cuánto tiempo!
– Sí, muito. Muito tiempo. ¿Has tenido bon viaxe?
– Sí, sí, gracias.
– Podes deixar as maletas na habitación do fondo…na de siempre…na tua, vamos.
– Sí, sí, claro.
– Eu me voy pra cama. Estuve na finca y estou mu cansao. Ta mañana.
– …Hasta mañana, Antonio. Buenas noches.
Y Álvaro se encerró en su antiguo dormitorio tragándose para sus adentros todas las preguntas que tenía que hacerle a su hermano. La habitación no había cambiado ni un ápice su aspecto: la vieja cama de hierro forjado; sobre ella, el colchón de lana que su madre vareaba todos los veranos; la vieja mesilla de noche, de madera de castaño, barnizada en tonos oscuros, y ya carcomida por el inexorable paso del tiempo…Toda, absolutamente toda la estancia le devolvía al pasado, a su ya lejano pasado en Cacabelos. Esa particular regresión en el tiempo empezaba…
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Y cuál será la interesante historia que el colombiano tiene guardada?? Intriga…..
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Pues no sé… Bueno, sí lo sé, y te sorprenderá la conclusión, seguro.
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Te dije ya que me encantan las sopresas? Pues me encantan, casi tanto como las cerezas o los besos de fresa!
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Pues ya somos dos… 😉
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