Presumía orgulloso Indalecio de muy chaval de su gran capacidad para aguantar y gestionar el miedo, lo cual le permitía hacer chanzas a sus amigos en aquellas tardes invernales de domingo cuando tocaba una de terror en el cine del pueblo. Con una sonrisa nostálgica, se acuerda de todo lo que se rió de su pandilla señalándolos a todos al mismo tiempo con el índice de su mano derecha aquel día que estrenaron Viernes 13; «sustos finales a mí…», pensaba él muy altivo desde su prepotencia.
Pero un día apareció ella, Karen Quinlan, en un telediario de los de las tres de la tarde, la foto ocupando toda la pantalla, el presentador explicando muy hierático los excesos de aquella joven en blanco y negro que la habían llevado sin remisión a un prolongado estado de coma. Se coló en sus sueños, se apoderó de sus miedos y ahí se quedó porque ahora vive con él, Karen, que es ella la dueña del sudor de sus pesadillas, e Indalecio no lucha ya, la deja vivir ahí para que le recuerde que da igual lo que haga o dejé de hacer, que al final todo se parará y él se acabará apeando de esa consciencia del ser que supone la misma vida… Por eso Indalecio nunca fue capaz de soportar a The Mamas & The Papas y soñaba (ya no) con irse un día a las Cíes a matar jipis con el añorado Germán Coppini.
¡En el clavo! Me encanta ese universo de personajes y canciones que pululan también en el mío.
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Es que viven con nosotros todo el tiempo, y de vez en cuando hay que darles un «paseo» por las letras. Es lo que tiene estar todo el día inventándose mundos e historias. Gracias, Juli.
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Más que miedo a la muerte lo que tenemos es miedo a que la muerte sea simplemente dejar de ser. Seguro que por eso Karen Quinlan decidió habitar en los sueños de Indalecio, para continuar siendo de alguna manera.
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Y mira que aguantó 10 años viva desde que le retiraron el respirador… La resistencia ante la muerte mientras luchas por la dignidad de la misma. Toda una paradoja.
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Es todo un problema filosófico y existencial. Una de las grandes preguntas que, a medida que te haces mayor, te haces con más frecuencia. La verdad es que sería muy frustrante que llegados al final no hubiera nada.
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Es que yo creo que no hay nada… Aunque procuro no mandar al infierno a la gente que me cae mal, no vaya a ser que me la encuentre allí 😉
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…haberlas haylas, ja,ja,ja
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Al contrario que Indalecio, no pienso en la muerte, no por ahora, pero al susto final de viernes 13 me cuesta reponerme.
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Yo tampoco pienso en ella, aunque reconozco que me gusta escribir sobre su significado y consecuencias. Y sí, aquél fue un susto de los de dormir con la luz encendida muchos, muchos días 🙂
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Miedo, quien dijo miedo? Yo no tengo miedo a morir, tengo miedo a dejar de vivir. La muerte es un transito ¿Hacía donde? He aquí el quid de la questión si lo supiéramos ya no habría miedo.
Yo por si acaso ya he alquilado el apartamento que Henar tiene en el infierno por si acaso luego llego de imprevisto al menos encontrarme un sitió privilegiado cerca de Hitler o Atila, la verdad hubiera preferido al lado de Charles Mansón pero bueno ya le buscare que muy lejos no andará.
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Al menos Charles Manson sabe tocar la guitarra. Nos veremos todos allí, sin duda.
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No seremos todos los que estemos, pero estaremos todos los que somos. 🙂
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Será una fiesta sin fin… ya lo estoy viendo 🙂
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Seguro. 😀
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