Y la oscuridad amaneció
ya nadie la quería ver y vino sola, sin luz que la acompañase a este matadero de neuronas nerviosamente espasmódicas,
lúcidamente pasivas.
Con todas estas armas, lucharemos hasta que el suelo encuentre nuestra sangre.
Tierra, no eres libre, no quieres luz.
En otro mundo te veremos, brillante y húmeda
y frutos manarán de tus entrañas
para alimentar famélicas legiones
de animales asustados por el resplandor de cuchillos bien afilados.
El afilador nos visita a diario,
no hay pánico que ocultar.
Por eso no queremos luz, sólo oscuridad
con la que acostarnos, levantarnos y tocarnos de frente
con ella, entre ella
perdidos sin pasos que encaminar a ningún lugar
ya que nunca sabremos si el vacío nos espera en el paso siguiente…
Y la oscuridad se quedó, alquiló nuestras vidas
para ir dando buena cuenta de ellas, de una en una,
de dos en dos,
millones tras millones en pos de la extinción
que tanto nos merecemos.
Y ahora que suena esta canción,
me levanto de mi asiento
y me acerco a ti con mi mano extendida,
te toco,
soy yo,
no tengas miedo:
¿quieres bailar conmigo?
¿quieres sangrar conmigo?
No vayas hacia la luuuuz…. Carolain.
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Y aquélla de «¡¡Audrey Rose, ven, VEN!!»
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Mucha pasión, definitivamente.
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Y que nunca falte, que su falta ya es sinónimo de muerte… o casi.
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ASI ES
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