I. INDIOS
y vuelvo a dibujar aquellos indios, a lápiz,
sobre la mesa de la cocina,
llena de migas, llena de grasa;
tú eres quien me alimenta,
quien no borra luego arcos y flechas,
galopes sin rumbo desde el vaso de vino
hasta el plato de lentejas.
y ahora es él, el puto séptimo de caballería,
el tortazo sin retroceso, sin mancha,
y mi odio, ya semilla.
II. MEMORIA
¿era ésta aquella mierda de ciudad
en la que peregrinos de carácter comanche
aullaban impávidos a los lugareños
hartos ya de vasallajes infames
y de caballos a pleno galope
por calles sucias y ensangrentadas?
no, yo te respondo sin saber
que la verdad de tu pregunta
se esconde en el subsuelo
de la absurda mentira por tus huestes propagada.