AÑO NUEVO, LAVADORA DE SIEMPRE


Me levanto de la cama,

soy el primero de la casa.

La lavadora todavía funciona

a la perfección.

Ropa blanca,

camisetas de toda calaña,

desde Banksy hasta Darth Vader;

calcetines, bragas, calzoncillos;

servilletas y toallas,

¡todo para adentro!

Detergente, el de oferta

(que sí, que soy chaquetero,

con el detergente,

también con la ropa interior;

me da igual desde aquellos días

«cumplir como soldado»,

«sentirme enamorado»,

o batir mis alas sucias

en un día señalado.)

Programa, el cuatro,

cuarenta grados de nada,

¡y empieza el espectáculo!

Me siento en el suelo

justo frente al bombo.

Un calcetín de Los Beatles

se está enrollando

con la camiseta húngara de Puskás.

Darth Vader usa la fuerza

para atraer y acercar a su ser

un par de bragas de suave algodón.

Los calcetines, bien organizados,

huyen en círculos,

en plan loca desbandada.

Nunca pierdo ninguno,

que ése es tópico muy recurrente,

y mi lavadora

no se los devora.

Al llegar al aclarado,

ya está resuelto el asunto,

que al centrifugar luego me asusto

y siento miedo por ellas,

las mojadas prendas.

Un año más

mi lavadora sigue funcionando,

y ya son más de veinte.

37 comentarios en “AÑO NUEVO, LAVADORA DE SIEMPRE

    • Jejejejeje. Yo creo que debo tener súper poderes, que nunca se me escapa ninguno. Me apunto eso de «pingüinetes», gran expresión. La favorita de mi hijo pequeño es «macarracho», la mezcla perfecta para definir a mucha gente, 😉
      Feliz entrada de año, compañera.

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  1. Recuerdo una publicidad que decia algó así como:
    señora cómprese una lavadora, usted señor cómprese un televisor.
    División de labores, creo que salió ganando la señora viendo como ha ido evolucionando la tele
    Salut y buen año limpio

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  2. Jajaja, grande. Tengo fama en mi casa natal porque cuando era un moco (y no tan moco, pongamos diez años de edad vital) acostumbraba a sentarme en el suelo a ver dar vueltas a la lavadora, dándole la espalda a cualquier cosa que no fuera ese tambor que tanto satisfacía mis inquietudes.
    Bueno, tengo fama por muchas cosas más, pero yo echo de menos sentarme en el suelo delante de la lavadora cuando voy a casa ajena y no conozco a nadie más. A nadie más que la lavadora, claro está.
    Gracias por alimentar buenos hábitos.

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