Vígesimo sexta entrega. «Tengo un pasajero, dentro de mi cuerpo… » De como las personas mutan bajo circunstancias ajenas a la vida familiar…
– Pedro, hijo, despiértate, que ya es la hora de comer. Venga, que tu padre ya está sentado a la mesa.
A duras penas, Pedro consigue abrir su ojo derecho para notar, a continuación, el efecto en forma de cefalea de su primera resaca. Va despertándose poco a poco. Se incorpora, y se mira extrañado en el espejo del armario ropero. “Normalmente, de una crisálida debería salir una mariposa, y no esta babosa… Joder, además poeta…” manifiesta en voz baja, y esboza un intento de sonrisa que se ve contestada por la complicidad de su reflejo.
– ¡Ya voooy! – grita a su madre.
La verdad, es que Pedro tenía hambre, acentuada más, si cabe, por el aroma del cocido que impregnaba arrebatador todas las estancias de la casa. Ante la cercana presencia de un buen plato de cocido, se olvidó por completo del dolor de cabeza, y se preparó…
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Ok. Video incompatible con el desayuno, aunque «parálisis» era uno de mis grupos preferidos de la movida.
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Así es. Mejor dejar la música sonar sin mirar para él. Iba a poner el de La Edad de Oro, pero no se oía la letra hasta bien avanzada la canción, y luego encontré esta frikada 🙂
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