HABITUACIÓN, CUAL CEBOLLA RECIÉN PICADA – PARTE II


II.

¡Cuánta basura nos inunda!

Da igual adónde mires,

tu vista sólo será capaz de ver mierda,

a pesar de tan dignos envoltorios,

a pesar de la buena voluntad de unos pocos.

Ya he encontrado mi pensamiento positivo,

pero seré egoísta y no lo compartiré con nadie.

¡Qué me enseñaron del cielo? ¿De Dios?

Nadie ha regresado, me parece, del más allá.

El niño le pide a su padre que le cuente una historia,

que se invente un cuento bonito que le ayude

a adentrarse en los laberintos imposibles del sueño.

Pero el padre no quiere, no sabe… no puede.

La impotencia rige el mundo,

su funcionamiento,

sus vueltas programadas alrededor del astro rey.

Si no crees en el destino, invéntate entonces un planeta

donde tú seas rey y vasallo, tirano y oprimido,

asaltante y asaltado,

explotador y explotado,

mierda y agujero del culo;

pene y vagina;

homo, hetero,

hermafrodita ante la eternidad,

a tus pies,

en el mismo horizonte,

nunca más lejos;

siempre tan cerca

aunque tan inalcanzable.

Como si te lo hicieses con tu propia madre,

con tu hermana, con tu padre y tu abuela,

a la vez, en el mismo lecho verde.

¡Ataquemos con saña el pensamiento teledirigido!

¡Odiemos sin tapujos todo lo vano!

¡Seamos violentos, joder!

De vez en cuando e incluso más a menudo,

un buen puñetazo en espiral

puede cambiar alegre nuestra fisonomía.

2 comentarios en “HABITUACIÓN, CUAL CEBOLLA RECIÉN PICADA – PARTE II

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