VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE XXXVI (DE RECUERDOS Y ESQUELAS)


Me acuerdo cuando de pequeño, estando con mi abuela en la cocina escogiendo lentejas, las campanas de la iglesia de la plaza de Cacabelos tocaban a muerto con su pausado ton… ton… ton… ton «Corre, José Luis, baja a ver quién murió «, me decía mi abuela Luisa, y yo corría a leer aquella esquela y memorizar aquellos nombres antiguos, Luciana, Pincio, Robustiano, Presentina… «Pues ni idea, como no ponen el apodo», solía ser la respuesta de mi abuela, que es que antaño en los pueblos la gente se conocía por el mote familiar y no por los nombres reales. «Y tú, ¿quién eres?» «Yo soy José Luis.» «Pero, a ver rapaz, ¿de quién eres?» «Nieto de Luisa, La Golondrina.» «Aaanda, de La Golondrina, mira tú. Vaya buen mozo que estás hecho ya…» Y Luisa se fue a pasar aquel invierno de 1982 a Bilbao, con su hijo Saturno, mi tío, y yo, que estaba en clase el día que se fue, no pude despedirla. Y se muró allí en mayo de 1983, de repente, mientras desayunaba pan duro con café, como era su costumbre cada mañana. Por eso sigue conmigo, está conmigo, porque nunca la despedí y procuro hablar con ella cada día.

22 comentarios en “VIAJES AL FONDO DEL ALSA – PARTE XXXVI (DE RECUERDOS Y ESQUELAS)

  1. ¡Hola! a mí también me ha hecho recordar, muchas gracias.

    Mi abuela paterna, que era súper de pueblo, también mojaba el pan con la leche. Recuerdo que a mí me sorprendía mucho. 😉

    Un abrazote y gracias, me ha gustado mucho.

    Le gusta a 1 persona

    • A mí me obligaban literalmente a dar cuenta de ese pan duro que había sobrado. Ahora, que lo hago de vez en cuando, lo veo con otra perspectiva. Será eso que llaman madurez, supongo 🙂
      Otro abrazo grandote y veraniego, Ana.

      Me gusta

  2. Cómo se nota que los abuelos pasaron penurias los pobres y aprovechaban todos el pan duro tomándolo con la leche caliente… A mí mis abuelos me pegaron esa costumbre y a veces la llevo a cabo, pan con leche, sin necesidad de mantequilla, aceite ni gaitas. Cuánto debimos aprender de ellos (yo aprendí poco, mi memoria es muy volátil).

    Le gusta a 1 persona

  3. Cosa extraña que en este lejano continente yo también haya visto a mi abuela consumir ese inverosímil desayuno de pan duro (un tipo horrible de pan, por cierto) con café.
    Vivan las buenas anécdotas con las abuelas!

    Le gusta a 1 persona

  4. En mi casa se estilaba más el pan frito mojado en leche. Yo he vivido siempre en la capital y mis recuerdos de infancia no se parecen en nada a los tuyos. Me encanta leer tus historias. Nosotros solemos ir en verano al pueblo de mi suegra en Zamora. Un día estando en la tienda me dijo una señora: «lo que te quieres parecer a la zurda» y dijeron el resto de señoras: «que esta es la nuera». Me hizo gracia, te sacan parecido si o si, aunque no seas ni del pueblo.

    Le gusta a 1 persona

Deja un comentario