¿Ya se escuchan las mordazas?
Siempre nos quedará algo más que decir y nadie nos podrá callar. Ahí va un poema de hace tres meses y pico…
Amordázame.
No dejes que hable,
que abra mi boca.
Que mis palabras se ahoguen
en el pozo intrínseco
de mi mierda humana
de pensamiento lógico.
Escúpeme
si no quieres que te mate
ahora,
sin esperar
al murmullo seco
de tu lamento de cerdo
en mitad de noviembre.
¿Qué quieres que te diga?
¿Que mi pensamiento no fluye?
¿Que tu cloroformo fascista
de fondo azul de armario
me cosa los labios,
haga de mi lengua ablación,
adormezca mi paladar
y me arranque los dientes,
las muelas,
uno a uno,
una a una?
Me da igual.
Aún tengo mis encías…
Con esa sangre
que manará de ellas,
pintaré vuestros muros
una, dos… un millón de veces.
No retrocedo,
tan sólo me preparo
para el siguiente impulso.
Hasta que nos prohíban (literalmente) hablar
Me gustaLe gusta a 1 persona
Eso, imposible, ni eliminando nuestras cuerdas vocales…
Me gustaLe gusta a 1 persona
[…] Viajes al Fondo del Alsa […]
Me gustaLe gusta a 1 persona