El crimen fue en Granada

Fue un asesinato vil, aquí no sirven ni eufemismos ni medias tintas.

Miguel Barrero

Lo malo no es constatar que el asesinato de Federico García Lorca tuvo motivaciones políticas. Eso lo hemos sabido siempre, por más que algunos se hayan empecinado en ocultar o suavizar la verdad a lo largo de estos años. Lo peor, lo que realmente remueve la conciencia y el ánimo, es enfrentarse a la fría prosa administrativa con la que el funcionario de turno se refiere a la detención y el fusilamiento del poeta, constatar lo poco que vale la vida de un hombre en determinadas circunstancias, advertir que aún en 1965 —empezaban, recordemos, los años del desarrollismo, de la cacareada apertura al exterior: el franquismo ya no era tan franquismo, casi se estaba convirtiendo en una democracia camuflada, según los exégetas o revisionistas de un régimen que aún hoy sigue gozando de unos cuantos defensores, en la calle y en las instituciones— se podían esgrimir la masonería, el socialismo y la…

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PARRICIDE

PARRICIDE

“No more piano playing!”,

her father forced her

so, so firmly

that she just decided

to painfully swallow

every single key.

That way she kept

her music for herself,

humming tune

after tune

after tune,

one day

after the other,

very silently

after lunch,

quite calmly

after dinner,

before going to bed.

Once there,

all the lyrics

became poetry in her mind,

but that

her father did not know

as his heart and soul,

soft remains then

inside a puddle

of thick blood,

were now

as they should have

always been:

upside down.