(Regreso al futuro que pensaba hace casi veinte años. Un poemario que titulé «Sentimientos Subtitulados en Austrohúngaro» – cierto homenaje a Berlanga, creo recordar aquí, el cual utilizaba esa palabra en el guión de todas y cada una de sus películas, una especie de broma como sello personal -, cuyo poema número catorce era éste, y que cobraría más sentido inserto en el conjunto global de 26 poemas, lógicamente… Pero da igual, hoy, que se cumplen 84 años de la proclamación de la II República Española, lo saco del fondo del mar de mis recuerdos.)
Res pública.
¡He matado al rey!
¡He matado al rey!
The king is dead, boys!
¿Qué puedo hacer
si no me gustan los planetas?
Me buscarán,
pero sólo podrán hallar
al nieto de la colectivización
entre enjambres
de jugos lixiviados.
¡Qué asco!
Llueve dinero
y la gente no lo recoge
del suelo.
Ya no sirve,
ya no se estila el trueque.
Han cerrado todos los bancos
y ya nadie produce películas.
Se acabo mi futuro como guionista.
Si quieren pelea,
la van a tener.
Aunque no seré yo
el que lance la primera granada;
de mano,
podríamos acostarnos
todos juntos…
¡A ver quién se muere antes!