Como acabo de ver otra vez Los Olvidados, de Buñuel, me apeteció rebloguear esta entrada. Buenas noches.
“Desde mi más tierna infancia siempre he querido ser útil sino a toda la humanidad, al menos a una parte de la misma; mi destino era ser médico. Pero esa idea inicial se tornó fuego en el viaje que los de PREU hicimos a Italia en 1964. Pompeya y Herculano cambiaron mi vida; sus ruinas causaron tal impacto en mi interior que no tuve más remedio que comenzar mis estudios de vulcanología al año siguiente – todo ello, he de reconocer, con el correspondiente disgusto de mis progenitores, que llevaban demasiados lustros mentalizados y ya me veían con bata blanca o verde recorriendo los interminables pasillos de un hospital cualquiera -. Es una mera cuestión de emociones, de ver la luz cuando te llega el momento, y a mí todas aquellas personas que murieron sin apenas darse cuenta, mientras dormían o hacían el amor, hace mil novecientos y pico años…
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