CIEN AÑOS, NO UNA GUERRA

Que cien años parecieran

del tiempo haber desertado,

en tu rostro,

en tus pechos,

en tus manos,

a balazo limpio,

sin descanso,

como en los viejos tiempos,

como la carretera infinita

del hambre de tu visita.

¿Me querrás dentro de cien años,

muertos ya,

lejanos?

Uno,

tras otro…

tras otro…

tras…

otro

Ante nuestras pupilas

dilatadas,

ya agotadas,

se abrirá un bosque

de osarios infinitos.

(¿Alguien se atreve a rebobinar?)